Abordaje del deterioro cognitivo leve. El papel de la Estimulación Magnética Transcraneal

Abordaje del deterioro cognitivo leve. El papel de la Estimulación Magnética Transcraneal

El deterioro cognitivo es un trastorno neurodegenerativo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Existen diferentes causas de deterioro cognitivo, siendo las más comunes la Enfermedad de Alzheimer, la Demencia por Cuerpos de Lewy y la Demencia Frontotemporal. Al tratarse de un trastorno propio de edades más avanzadas, se espera que a medida que la población continúe envejeciendo aumenten los casos de esta enfermedad y de otras formas de demencia. Dado el curso habitual de la enfermedad, que implica una progresiva pérdida neuronal y la consecuente pérdida de habilidades (problemas de memoria, dificultades para desempeñar tareas habituales, limitaciones para hablar y expresarse, cambios de personalidad, etc.), suele ocasionar un gran impacto tanto en quienes lo padecen, como en sus familiares y cuidadores. 

Aunque a día de hoy no existe una cura para esta enfermedad, surgen alternativas de tratamiento que representan un soplo de esperanza. A este respecto, disponemos de diferentes fármacos que han demostrado ser capaces de ralentizar el progreso de la enfermedad. Además, conocemos diferentes intervenciones centradas en el estilo de vida, como una dieta mediterránea, el ejercicio físico y la estimulación cognitiva, que han demostrado ser fundamentales para la prevención y el tratamiento del deterioro cognitivo. Por otra parte, se destinan cada año gran cantidad de recursos económicos y profesionales a la investigación para la prevención y el tratamiento del deterioro cognitivo. 

Dadas las limitaciones de los tratamientos disponibles hasta la fecha, la prevención debe considerarse como un pilar fundamental en el abordaje del deterioro cognitivo. Así, una dieta saludable, la moderación con el alcohol, la reducción de factores de riesgo cardiovascular (como el sobrepeso, el sedentarismo, la hipertensión arterial, el tabaquismo y la hiperglucemia) y el ejercicio regular se convierten en nuestros mejores aliados.

Sabemos que el diagnóstico precoz de estos trastornos supone un reto fundamental y juega un importante papel de cara al pronóstico, pues cuanto antes se pongan en marcha los diferentes mecanismos terapéuticos (basados tanto en la medicación como en el estilo de vida), mayor capacidad tendremos para ralentizar el curso de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Por este motivo, resulta fundamental facilitar a la población el acceso a aquellos servicios capacitados para ofrecer un diagnóstico precoz.

Estimulación Magnética Transcraneal

Una nueva vía que se abre para la intervención en el deterioro cognitivo leve, incluyendo las etapas precoces de la enfermedad de Alzheimer, es la Estimulación Magnética Transcraneal, un novedoso procedimiento que emplea la aplicación de un campo electromagnético deforma repetitiva para estimular diferentes áreas del cerebro. Se trata de una técnica que ya ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de diferentes trastornos neuropsiquiátricos (incluyendo la Depresión, el Trastorno Obsesivo-Compulsivo, el dolor neuropático y la rehabilitación del ictus) y que ha sido objeto de numerosos ensayos clínicos en el ámbito del deterioro cognitivo leve en los últimos años, con resultados muy esperanzadores.

La mayoría de los estudios publicados hasta la fecha aplican un protocolo de tratamiento muy similar al empleado en la depresión, estimulando la corteza prefrontal dorsolateral izquierda a alta frecuencia durante varias sesiones aplicadas a lo largo de pocas semanas. Aunque se han identificado mejorías en diferentes áreas cognitivas, los estudios publicados hasta ahora sugieren que la memoria puede ser el área más beneficiada, manteniéndose esta mejoría durante varios meses después tras la finalización del tratamiento. Así pues, aunque la estimulación magnética no sustituye al tratamiento farmacológico ni representa el tratamiento principal del deterioro cognitivo ni evita su progreso a largo plazo, supone un importante aliado a la hora de mitigar sus síntomas y aliviar sus consecuencias.

En conclusión, la estimulación magnética transcraneal representa una nueva aproximación terapéutica para el deterioro cognitivo leve-moderado. Dada su seguridad, su buena tolerabilidad y su novedoso mecanismo de acción, se convierte en un excelente complemento para los tratamientos habituales.

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Breve introducción a la psicopatía

Breve introducción a la psicopatía

Todos hemos oído hablar acerca del término psicópata. Sin embargo, pocas personas entienden realmente lo que significa y cómo identificar a una persona con estos rasgos. El término se ha vuelto bastante popular gracias a las películas y programas de televisión, pues suele evocar imágenes de villanos de películas o personajes oscuros de libros de misterio.  Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. Vamos a describir algunos de los rasgos que definen a un psicópata para favorecer una comprensión más clara acerca de este fenómeno.

¿Qué es un psicópata?

El término técnico utilizado habitualmente para describir a una persona con características psicopáticas es ‘Trastorno de Personalidad Antisocial’. El aspecto principal de la psicopatía puede entenderse como una incapacidad habitualmente congénita para empatizar con otras personas y, de esta manera, compartir su sufrimiento. Las características más comunes de estos individuos incluyen:

Falta de Empatía: Probablemente sea el rasgo más característico de estos individuos. Los psicópatas suelen carecer de la capacidad para sufrir con el sufrimiento ajeno, lo que facilita la manipulación, el engaño y la capacidad para utilizar a otras personas como un medio para alcanzar sus medios. 

Encanto superficial y manipulación: Los psicópatas a menudo manifiestan un encanto superficial, que pueden utilizar para manipular a la gente. Suelen parecer carismáticos y persuasivos en un primer encuentro, aunque este encanto tiende a ser poco sincero y suele enfocarse hacia la consecución de sus propias metas.

Impulsividad: Los psicópatas a menudo tienden a ser impulsivos, tomando decisiones precipitadas sin pensar en sus consecuencias a largo plazo. Este rasgo puede manifestarse en decisiones poco meditadas y conductas de alto riesgo.

Falta de remordimiento o culpabilidad: Al igual que experimentan una falta de empatía, suelen manifestar una falta de remordimientos ante conductas que pueden perjudicar a terceras personas. Pueden comprender de forma racional que un acto está mal, pero su incapacidad para sufrir con el malestar ajena dificulta la experiencia de la culpa sincera. Con frecuencia son descritos como ‘fríos’ o ‘distantes’.

Grandiosidad y autoestima desmedida: Los psicópatas a menudo tienden a darse a sí mismos una excesiva importancia. Suelen tener un autoconcepto excesivamente bueno y sobrevaloran sus propias habilidades o logros, lo que fomenta una elevada confianza en sí mismos. Esto contribuye a fomentar una imagen de éxito que, al menos en superficie, puede resultar cautivadora.

Comportamiento antisocial: Los psicópatas pueden manifestar una tendencia hacia la manipulación, el abuso o violación de los derechos ajenos. La dificultad para empatizar con el sufrimiento ajeno y la incapacidad para experimentar en sentimiento de culpa pueden facilitar una falta de respeto y adherencia hacia las normas establecidas. 

Emociones superficiales: El mundo emocional del psicópata tiende a la superficialidad. Pueden fingir determinadas emociones para manipular a los otros, siendo estas emociones superficiales y de corta duración. Esto hace que sus vínculos interpersonales sean frágiles y poco duraderos.

Falta de metas a largo plazo: Otro rasgo habitual del psicópata es la falta de proyectos a largo plazo. En lugar de establecer planes a largo plazo, que con frecuencia implican un vínculo afectivo con otras personas, su enfoque suele estar en la gratificación inmediata. Este rasgo favorece la tendencia del psicópata a desarrollar adicciones (especialmente el alcoholismo) y en última instancia a establecer relaciones superficiales y poco duraderas.

¿Hay rasgos positivos en la psicopatía?

Desde la neurociencia, se entiende que la psicopatía cuenta con una alta carga genética. Si a lo largo de cientos de miles de años de evolución los rasgos psicopáticos perduran, debemos sospechar que pueden favorecer ciertas ventajas para la adaptación al medio. 

Carisma y Encanto Superficial: Los psicópatas a menudo son personas sumamente carismáticas que captan fácilmente la atención de quienes les rodean. Esta actitud les permite establecer conexiones de forma ágil, lo que en ciertos contextos podría resultar sumamente beneficioso para alcanzar objetivos a corto plazo. Esto es claramente visible en entornos como el empresarial y el político, donde la psicopatía abunda…

Decisiones difíciles: Los psicópatas tienden a experimentar menos miedo y el estrés que otras personas, permite a los psicópatas tomar decisiones más frías o racionales en situaciones de alta tensión. Este rasgo puede ser valioso en profesiones donde se requiere la toma de decisiones rápidas bajo estrés, como en el caso de cirujanos y militares. Por otra parte, su falta de empatía puede facilitar la toma de decisiones difíciles aunque necesarias, como con frecuencia sucede en el ámbito militar. 

Alta Tolerancia al Riesgo: La impulsividad, la búsqueda de sensaciones fuertes y una menor capacidad para experimentar temor pueden llevar a los psicópatas a asumir ciertos riesgos que otros evitarían a toda costa. Hay algunos contextos, como los negocios o las situaciones de vida o muerte, en los que asumir determinados riesgos puede tener valiosas recompensas.

Manipulación Efectiva: Si bien la manipulación es en general considerada como éticamente cuestionable, hay contextos en los que la persuasión es clave, como en la venta o la política. En estos ámbitos, esta habilidad podría considerarse muy valiosa (aunque no está exenta de dilemas morales).

Trastorno Antisocial de la Personalidad

Aunque la psicopatía está considerada médicamente como un trastorno (Trastorno Antisocial de la Personalidad), esta concepción está abierta a debate. En efecto, se puede entender que el núcleo en torno al cual giran todos los síntomas de la psicopatía radica en una incapacidad para empatizar o para sufrir con el sufrimiento ajeno. Esto sencillamente hace que resulte mucho más sencillo utilizar a otras personas como un medio para alcanzar sus fines, en lugar de tratarles como un fin en sí mismas. Por otra parte, no todas las personas que padecen un Trastorno Antisocial de la Personalidad son malvadas ni disfrutan con el sufrimiento ajeno (es decir, no son sádicas). Muchas de estas personas (especialmente en el campo de la política y de las finanzas) están perfectamente adaptadas a nuestro entorno, respetan las normas y son consideradas valiosas para la sociedad. 

Desde un punto de vista terapéutico, son capaces de beneficiarse de un abordaje psicoterapéutico cuando ellos mismos son conscientes de sus dificultades y manifiestan un sincero deseo de cambio. El problema radica en que suelen carecer de las habilidades necesarias para ver lo que les sucede como algo malo, por lo que raramente pedirán ayuda. De alguna manera, recuerda a la imagen de quien busca sus gafas, pero no las encuentra porque no puede ver…


El aspecto existencial de las crisis de angustia

El aspecto existencial de las crisis de angustia: Perspectivas de psicólogos en Madrid

Si has llegado hasta aquí puede que tú o algún ser querido hayáis experimentado una crisis de angustia (generalmente también llamadas crisis de ansiedad o ataques de pánico). Típicamente, se trata de episodios de duración limitada durante los cuales experimentamos una fuerte presión en el pecho, la sensación de que algo terrible nos va a suceder inmediatamente (normalmente temor a un infarto o miedo a perder la cabeza), una sensación de falta de aire, la necesidad de salir de donde estamos, de ver el cielo, de abrir las ventanas… Evitamos entonces lugares en los que hay muchas personas, o de los que es difícil salir rápidamente (el metro, centros comerciales, restaurantes, lugares abarrotados, etc.). No es extraño evitar también el hecho de conducir en autopista, especialmente cuando aparece la sensación de que no puedo parar y salir inmediatamente (en cuidad no tengo tanto problema, ya que puedo parar y salir del coche en cualquier momento). 

En las últimas décadas, con el desarrollo de la psicofarmacología y la efectividad de los tratamiento farmacológicos, estos episodios parecen identificarse en la cultura popular con algún déficit de neurotransmisores o con algún problema meramente cerebral que la medicación será susceptible de resolver en breve. Sin embargo, la medicación no siempre es eficaz y, cuando lo es, hay un alto riesgo de que los síntomas reaparezcan tras su suspensión.

Por qué sufrimos de crisis de angustia

La cuestión está en comprender por qué aparecen estos cuadros y entender qué sentido juegan en nuestras vidas. Comprendemos así que las crisis de angustia no son meramente enfermedades que recaen sobre nuestros cerebros (de ser así, la medicación sería la solución principal), sino consecuencia de un estado existencial. Surge así la posibilidad de intervención psicoterapéutica, destinada a comprender la naturaleza de esas circunstancias de forma que podamos modificarlas o adaptarnos mejor a las mismas. En este sentido, es muy habitual que quien padece crisis de angustia no sea plenamente consciente de por qué le suceden (en otras palabras, no termina de comprender las circunstancias en las que se encuentra). De hecho, es muy habitual que los pacientes que nos visitan por este motivo insistan en que no hay motivo para que aparezcan (con el paso del tiempo suelen aprender que sí suele haber un motivo, aunque con frecuencia no esté en primer plano).

Cada uno de nosotros habita un espacio existencial, en el que se desenvuelve nuestra vida, nuestra acción. En general, podemos decir que no somos lo que decimos, no somos lo que pensamos, sino que somos lo que hacemos. Toda acción, todo lo que hacemos, transcurre en un espacio. El espacio en el que se desenvuelven las acciones que me definen es mi vida, mi espacio existencial. Para el común de los mortales este especio suele estar definido por una serie de pilares, como son la familia, la pareja, los amigos, el trabajo y las aficiones. Generalmente, todo lo que hacemos pivota en torno a estos pilares. Aunque no suelo pararme a pensarlo de forma explícita, soy siempre consciente de cómo me encuentro en este espacio. 

Al analizar la pregunta ‘¿cómo te encuentras?’ nos percatamos de que todo se encuentra en un espacio. Cuando alguien me hace esa pregunta en términos amplios y genéricos, el espacio al que hace referencia de forma implícita es el espacio existencial que es mi vida. 

Al considerar el concepto de angustia, sabemos que deriva etimológicamente de ‘angosto’, estrecho, opresivo. Entendemos pues que la angustia existencial deriva del hecho de habitar un espacio existencial en el que estoy incómodo, a disgusto, y del que no puedo salir con facilidad (un clásico ejemplo es el de una mujer sometida a una relación de maltrato, de la que siente no poder escapar por miedo a las represalias y por dependencia económica). El hecho de tener mucho encima, una alta carga de trabajo o problemas en diferentes esferas, me puede llevar a habitar un espacio en el que me siento oprimido y atrapado. No es extraño pues que quien experimenta una crisis de angustia siente que no puede respirar, que no tiene aire, siente una fuerte presión sobre el pecho y con frecuencia necesita ‘escapar’, abrir ventanas, ver el cielo y salir de donde está. Asimismo, al entrar en espacios abarrotados o estrechos (como bares y restaurantes) necesitan tener la salida a la vista, lo que les permite saber que pueden escapar en cualquier momento. Asimismo, el hecho de entrar en cualquier espacio del que no hay salida fácil (como el metro, un avión, un ascensor o incluso el coche cuando estoy en autopista) tiende a ampliar la sensación de atrapamiento y puede llegar a hacer que la situación se me haga insostenible, desencadenando una crisis de angustia. 

Se dan con frecuencia el hecho de que la carga que experimento en mi espacio existencial no deriva de un único problema, grande y visible a simple vista. Con frecuencia no existe tal problema, sino un cúmulo de pequeñas cosas, ninguna de las cuales podría justificar por sí misma mi malestar. Sin embargo, el cómputo global, la suma de todos los pequeños problemas, puede suponer una gran carga que me haga sentir atrapado en un espacio existencial estrecho y opresivo. Es por este motivo que multitud de pacientes acuden a consulta alegando que no hay ningún problema que justifique su malestar. Sin embargo, al analizar las circunstancias en su conjunto podemos advertir la enorme carga que puede suponer un cúmulo de pequeños factores. 

Intervención psicoterapéutica y crisis de angustia

Así, al ser consciente del origen y la naturaleza de mi malestar, aumenta mi capacidad para hacer frente a éste. Si bien el tratamiento farmacológico puede representar una ayuda extraordinaria en el manejo de estos cuadros, se limita al abordaje sintomático sin abordar el problema nuclear. La intervención psicoterapéutica, por el contrario, aborda el meollo del problema y permite articular un cambio real en mis circunstancias, de forma que me permita habitarlas mejor, con más espacio y más cómodamente. En este sentido, el tratamiento farmacológico supone un abordaje muy útil en el corto plazo. La psicoterapia, por otra parte, puede tardar más tiempo en hacer efecto, pero es de vital importancia de cara a al pronóstico a medio y largo plazo. En la práctica, el abordaje combinado tiende a ser la elección más recomendable. 


Los hijos ante la separación ¿Cómo les ayudamos a afrontarlo?

Los hijos ante la separación en Madrid: Consejos de psicólogos para ayudarles a afrontarlo

Se acerca el final del verano y, con ello, la época del año en la que las separaciones matrimoniales alcanzan su cenit (los abogados matrimonialistas lo saben bien…). Sabemos que las largas horas de convivencia durante las vacaciones pueden convertirse en la puntilla para una pareja que no atraviesa su mejor momento. 

La ruptura de una pareja con hijos suele ser un acontecimiento traumático. Los niños suelen ser los implicados más vulnerables y es por eso que muchas parejas evitan tomar la decisión durante largos periodos de tiempo. Sin embargo, la separación no tiene por qué suponer un trauma irreversible para nuestros hijos. De hecho, convivir en un entorno con elevada tensión en el que los padres no se manifiestan amor puede ser para los más jóvenes una importante fuente de sufrimiento.

Los niños pueden sentir una extraña mezcla de confusión, tristeza, rabia y miedo ante la perspectiva de una ruptura en su estructura familiar. Aún así, si la situación se hace insostenible y los padres optan por la separación como la alternativa menos mala, debemos saber que los niños tienen una gran capacidad de adaptación y pueden hacer frente a la separación sin demasiadas dificultades si sabemos ayudarles y hacemos las cosas bien. 

Ofrecemos aquí una serie de consejos para aquellas parejas con hijos que se plantean la separación y temen el impacto que esto pueda suponer para sus hijos.

Estableced una comunicación clara y abierta

El primer paso para no complicar las cosas es mantener una comunicación abierta con los niños. Es fundamental hablarles acerca de lo que implica la separación de una manera que puedan entender, considerando siempre su edad y nivel de madurez.

Es vital ser honesto, pero teniendo siempre en cuenta los sentimientos y la comprensión del niño. Explica que no estaréis juntos como pareja, pero evita entrar en detalles dolorosos y, sobre todo, culpar a la otra parte. Asegúrate de que los niños saben que ambos pares los queréis y que seguirán siendo una parte fundamental de vuestras vidas. 

A este respecto, es fundamental recordar que aunque haya conflicto entre vosotros, ambos progenitores seguiréis siendo una parte fundamental en la vida de vuestros hijos. Por este motivo es fundamental que os respetéis y os cuidéis mutuamente, ya que vuestro amor hacia vuestros hijos implica que cuidéis lo que es importante para ellos (y ambos lo sois).

Cuidad la rutina y la estabilidad (en la medida de lo posible)

A los niños les viene bien la estabilidad y rutina. Aunque es probable que se produzcan cambios significativos en su vida diaria, es importante mantener una serie rutinas.

Horarios consistentes: horarios de comida, tareas escolares y horas de sueño.

Ambiente familiar acogedor: Si hay una custodia compartida, los niños deben sentirse cómodos y seguros en ambas casas.

Apoyo Psicológico y Emocional

SI hacemos las cosas con amor y con cuidado, lo más probable es que los niños no necesiten mucho más apoyo. Sin embargo, en ocasiones puede resultar útil un apoyo profesional si padres o hijos encontráis dificultades para afrontar lo que está sucediendo. Una opción pueden ser la terapia familiar, que no tiene como objetivo último mantener la familia unida a toda costa, sino facilitar la comunicación entre las distintas partes para resolver conflictos y avanzar juntos como un equipo (aunque sea hacia la separación). La terapia individual o los grupos de apoyo también pueden resultar de gran utilidad. 

Evitad el conflicto abierto frente a los niños

El conflicto es inevitable (la pareja buena no es aquella que no tiene conflictos, sino aquella que sabe resolverlos desde el respeto y el cuidado mutuo). En el caso de una separación, es fundamental que los niños no se sientan atrapados en el medio de conflictos paternos.

Las discusiones adultas, especialmente las relacionadas con temas sensibles, deben mantenerse alejadas de los niños.

Asimismo, es fundamental no utilizar a los niños como mensajeros, pues habitualmente les generará gran confusión y sentimientos de culpa. La comunicación debe mantenerse directamente entre adultos, sin involucrar a los niños.

Adaptación a la Nueva Realidad

El cambio en la estructura familiar probablemente no les va a hacer gracia. Sin embargo, la vida está llena de situaciones difíciles que se nos imponen y debemos acompañar a nuestros hijos durante estos procesos (en la mayoría de los casos no es conveniente ocultarles la dureza de la realidad, sino ayudarles a comprenderla y hacerle frente). Aunque hay un cambio en la estructura familiar, la vida sigue adelante y todos tenéis muchas papeletas para ser felices si hacéis las cosas con cuidado.  

Será conveniente establecer nuevas rutinas y tradiciones familiares. Esto puede incluir noches de juegos, salidas al parque o cualquier otra actividad que fomente la vida familiar y con la que los niños disfruten.

Por otra parte, es de gran utilidad fomentar el apoyo mutuo entre los hermanos. Si hay más de un hijo, el vínculo entre hermanos puede ser una importante fuente de apoyo y de consuelo.

Marcad claramente los límites y ajustad las expectativas

Incluso en tiempos revueltos, es fundamental mantener reglas y límites consistentes, especialmente si van a vivir en dos casas diferentes. Por el bien de los niños, es conveniente que sigáis actuando como un único pilar de autoridad (lo cual exige un cierto grado de comunicación). Así, ambos padres deben estar en la misma página en cuanto a reglas y consecuencias. Esto evitará que los niños fomenten las tensiones entre los padres.

En definitiva, afrontar una separación puede suponer un desafío considerable. Sin embargo, si los padres saben respetarse mutuamente y logran tener en cuenta que ambos son fundamentales para el desarrollo de sus hijos, la separación puede llevadera para ellos y no suponer un grave trauma. Con un poco de empatía, una comunicación abierta y una buena dosis de apoyo, es posible atravesar este proceso sin grandes dificultades.

La separación representa un nuevo comienzo para todos. Sin embargo, no ha debe suponer un grave trauma para nuestros hijos y debemos recordar que, haciendo las cosas bien, hay por delante felicidad para todos. En medio del dolor y el cambio que la vida en ocasiones nos impone, la aceptación, la comunicación y el cuidado mutuo son ingredientes fundamentales para atravesar la tormenta con éxito.

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La Estimulación Magnética Transcraneal en el Tratamiento de la Fibromialgia: Beneficios y Perspectivas

Beneficios de la Estimulación Magnética Transcraneal en Madrid para la Fibromialgia: Perspectivas de psiquiatras

La fibromialgia, una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo, es conocida por sus síntomas debilitantes, entre los que se incluyen el dolor generalizado, la fatiga incapacitante y los síntomas cognitivos. A pesar de los avances en la comprensión de esta patología, carecemos de alternativas terapéuticas realmente efectivas. Sin embargo, una modalidad terapéutica emergente, la Estimulación Magnética Transcraneal (EMT), está ganando reconocimiento como una opción de tratamiento prometedora para esta patología. La EMT utiliza campos magnéticos para estimular las células nerviosas en el cerebro al promover, entre otros, cambios en las áreas que controlan el dolor y la función cognitiva. A medida que se continúen acumulando pruebas de su eficacia, es previsible que la EMT se convierta en una herramienta de primera línea en el arsenal terapéutico contra la fibromialgia.

¿Es la EMT eficaz en el tratamiento de la fibromialgia?

Los resultados obtenidos en numerosos estudios indican que la EMT es efectiva para aliviar el dolor crónico en pacientes con fibromialgia. Diferentes estudios publicados hasta la fecha han demostrado que la mayoría de los pacientes experimentaron una reducción significativa del dolor y una mejoría en calidad de vida después de la terapia, aunque no lograron mejorar los síntomas depresivos que con frecuencia se asocian a esta patología. 

Las técnicas neuroimagen muestran cómo la EMT puede modular las conexiones cerebrales asociadas con el dolor, especialmente a través de la estimulación de la corteza motora primaria. Diferentes estudios de investigación muestran que las áreas del cerebro responsables del procesamiento del dolor presentan una mayor conectividad después de la EMT, sugiriendo que la terapia puede reorganizar estas redes neuronales para disminuir la sensación de dolor.

Beneficios de la EMT en el tratamiento de la fibromialgia

La Estimulación Magnética Transcraneal presenta beneficios significativos en el tratamiento de la fibromialgia. En primer lugar, es un procedimiento no invasivo y generalmente bien tolerado. A diferencia de los medicamentos para el dolor, no tiene efectos secundarios sistémicos, como mareo, somnolencia, sequedad de boca, estreñimiento o interacciones con otros medicamentos. Además, puede proporcionar alivio incluso cuando los tratamientos convencionales no han tenido éxito.

Un beneficio adicional es la capacidad de la EMT para mejorar los síntomas cognitivos. Los pacientes con fibromialgia a menudo experimentan problemas de memoria y concentración, conocidos como «niebla cerebral». La EMT podría ayudar a mitigar estos síntomas mediante la estimulación de las áreas del cerebro responsables de las funciones cognitivas.

El futuro de la EMT en el tratamiento de la fibromialgia

Aunque los resultados de la Estimulación Magnética Transcraneal en el tratamiento de la fibromialgia son alentadores, necesitamos más estudios para determinar los protocolos de tratamiento más efectivos. Futuros estudios deberán también explorar el uso de la EMT en combinación con otras terapias, como la Estimulación Transcraneal por Corriente directa – tDCS, para maximizar sus beneficios.

Además, la EMT podrá proporcionar información valiosa acerca de la naturaleza misma de la fibromialgia. A medida que los investigadores continúen explorando cómo esta terapia afecta al cerebro, podrían surgir nuevas ideas sobre los mecanismos subyacentes de esta enfermedad. De hecho, la fibromialgia ha sido durante mucho tiempo un enigma en el campo médico, con incertidumbres persistentes sobre sus causas y su mejor tratamiento. El creciente papel de la EMT no solo puede proporcionar alivio a los pacientes, sino también abrir nuevas vías de investigación y tratamiento.

Sin embargo, aunque los resultados de la investigación son prometedores, es importante recordar que la EMT no es una cura milagrosa. La fibromialgia es una enfermedad multifacética que requiere un enfoque de tratamiento multidisciplinar. La terapia farmacológica, la fisioterapia, la terapia cognitivo-conductual y las intervenciones centradas en el estilo de vida representan componentes cruciales del manejo de esta enfermedad. La Estimulación Magnética Transcraneal debe ser vista, a día de hoy, como un apoyo de gran valor a estas estrategias, pero no las reemplaza.

En resumen, la Estimulación Magnética Transcraneal es un tratamiento prometedor para la fibromialgia. Los estudios han demostrado su efectividad en el alivio del dolor y la mejora en los síntomas cognitivos y en la calidad de vida. Aunque todavía nos queda mucho que aprender acerca de cómo maximizar los beneficios de esta técnica, su potencial para el tratamiento de la fibromialgia es indiscutible. 

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Trastornos de la Conducta Alimentaria. Cómo protegernos de un fenómeno en auge

Trastornos de la Conducta Alimentaria en Madrid: Consejos de psicólogos para protegernos

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) engloban una amplia gama de problemas relacionados con la alimentación y la preocupación por el peso, como son la Anorexia Nerviosa, la Bulimia Nerviosa y el Trastorno por Atracón. Aunque puede afectar tanto a hombre como a mujeres de todas las edades, suele afectar de forma más habitual a mujeres más jóvenes que a hombres (a este respecto, juegan un importante papel aspectos socioculturales que fomentan la vulnerabilidad de la mujer frente a estas enfermedades). Si bien se trata de patologías que pueden tener consecuencias muy graves para la salud física y mental de quienes las padecen, podemos fomentar actitudes que ayudarán a reducirlas. Aquí os ofrecemos algunas recomendaciones:

Promoción de la imagen corporal positiva

La insatisfacción con la imagen corporal es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de un TCA. Es fundamental enseñar a los más jóvenes que la belleza no se mide por la apariencia física y que tenemos mucho que ofrecer más allá de nuestra propia corporalidad. Si bien el exceso de peso supone también un problema de salud, debemos evitar una actitud excesivamente crítica con relación al sobrepeso y fomentar la validación de cualidades personales más allá de la imagen corporal. 

Fomentar una relación sana con la comida

Enseñar a los niños desde temprana edad a escuchar a su cuerpo y comer en respuesta a las señales de hambre y saciedad puede prevenir la aparición de un TCA. Las dietas restrictivas y el etiquetado rígido de alimentos como «buenos» o «malos» pueden favorecer el desarrollo una relación rígida con la comida. En su lugar, recomendamos promover el disfrute de una variedad de alimentos y fomentar la moderación en lugar de la restricción.

Educación nutricional

Una buena educación nutricional puede equipar a los jóvenes con el conocimiento necesario para tomar decisiones saludables acerca de la alimentación. Al asegurarnos de que los jóvenes comprenden la importancia de una dieta equilibrada podemos ayudarles a evitar los extremos (restricción y exceso).

Proporcionar apoyo emocional y fomentar la comunicación abierta

Los TCA a menudo se desarrollan como un medio para lidiar con las emociones difíciles y para generar una sensación de control en personas que sienten que no pueden controlar nada más en sus vidas. Al fomentar un ambiente en el que los niños y adolescentes se sientan cómodos y en el que puedan compartir sus emociones facilitaremos la identificación temprana de estos problemas. 

Promover el ejercicio por salud y placer, no para perder peso

Nuestros más jóvenes deben comprender que el ejercicio es una actividad de disfrute, no un castigo o una forma de compensar una ingesta excesiva de comida. Es importante enseñar a los niños que el ejercicio es una forma de cuidar su cuerpo, no una forma de controlar su peso.

Cuidado con los comentarios negativos sobre el cuerpo

Muchos jóvenes son vulnerables a los comentarios sobre su cuerpo, especialmente a lo largo de la adolescencia. Aunque no debemos fomentar ni ignorar el sobrepeso (que es también un problema de salud), es importante evitar los comentarios negativos o comparativos sobre el cuerpo de los jóvenes. Como comentábamos antes, es importante fomentar la confianza en uno mismo y tener muy claro que hay mucho valor en nosotros más allá de nuestro cuerpo, por lo que en cualquier caso somos merecedores de afecto y de respeto.

Promoción de la alfabetización mediática

En la era de las redes sociales, los jóvenes se ven constantemente expuestos a imágenes de cuerpos «ideales» (y en gran medida inalcanzables) que pueden fomentar la insatisfacción con la imagen corporal propia. La alfabetización mediática debe ayudar a los jóvenes a entender que estas imágenes a menudo no reflejan la realidad y están habitualmente retocadas. Asimismo, debemos recordar que lo que la gente cuelga en las redes sociales no es un reflejo de su vida habitual, sino aquello que quieren que veamos (lo que con mucha frecuencia está muy alejado de la vida real).

Procura ser un modelo a seguir

De poco sirve dar lecciones a nuestros jóvenes si no somos un ejemplo a seguir. Los adultos debemos dar un buen ejemplo al tener una relación sana con la comida y el ejercicio, y mostrar una aceptación positiva de nuestro cuerpo. Los comentarios despectivos sobre nuestro propio cuerpo acerca de la comida suelen ser muy perjudiciales para los más jóvenes, ya que contribuimos a trasladarles unos valores que terminarán por jugar en su contra al fomentar una actitud excesivamente autocrítica.

Supervisar el uso de Internet

Algunos foros y sitios web fomentan comportamientos alimentarios poco saludables y glorifican conductas claramente patológicas. Esta información puede resultar especialmente nociva a determinadas edades, como la adolescencia. Es importante estar al tanto de a qué páginas acceden los jóvenes y tener conversaciones abiertas sobre la información que encuentran.

Apoyo durante los períodos de estrés

Los momentos de transición y estrés, como el cambio de colegio o el paso a la universidad, pueden favorecer la aparición de los trastornos alimentarios. Durante estos periodos pueden sentirse especialmente inseguros y ser más vulnerables a la crítica. Asimismo, es más habitual que quieran recurrir a una imagen corporal que perciben como positiva para obtener la aprobación y la admiración de los demás. Durante estos períodos, es importante proporcionar apoyo adicional y recordar a los jóvenes que está bien buscar ayuda.

Pide ayuda cuando sea necesario

Si sospechas que un joven puede estar desarrollando un TCA, no dudes en buscar la ayuda de un profesional de la salud mental. Cuanto antes se intervenga, más fácil será tratar el trastorno y prevenir las consecuencias a largo plazo.

La prevención de los TCA requiere de un enfoque global que incluya aspecto educativos, el apoyo emocional y el fomento de una relación sana con la dieta y el ejercicio. Recuerda que cada individuo es diferente, y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. Lo más recomendable es cultivar un entorno de apoyo y comprensión, donde cada persona pueda encontrar espacio para su propio desarrollo individual.

Estas estrategias pueden contribuir a reducir el riesgo de desarrollar un TCA, pero no suponen una garantía. Recuerda que estos trastornos son serios y pueden tener consecuencias graves para la salud. Si sospechas que tú o alguien que conoces puede estar lidiando con un trastorno alimentario, es importante buscar ayuda de un profesional de la salud. La detección temprana y el tratamiento pueden marcar una gran diferencia en la recuperación.

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¿Cómo puedo ayudar a un ser querido con un trastorno psicótico?

Apoyando a un ser querido con trastorno psicótico: Guía de psiquiatras en Madrid

Los cuadros psicóticos constituyen un grupo de trastornos mentales potencialmente graves que se caracterizan por una alteración de la experiencia y del pensamiento y que pueden incluir ideas delirantes, alucinaciones y alteraciones del comportamiento. Aunque estos diagnósticos suelen asustar mucho a los pacientes y a sus familiares, en gran parte de los casos el pronóstico puede ser muy bueno si se ponen en marcha los mecanismos terapéuticos necesarios.

La evolución funcional de las psicosis depende, en gran medida, de la atención que se proporcione en los primeros años después del inicio de los síntomas. Es por este motivo que resulta fundamental facilitar el acceso rápido a una atención especializada, para realizar una evaluación detallada y establecer plan global de tratamiento lo antes posible. En la medida de los posible, estas intervenciones suelen incluir el tratamiento farmacológico, el apoyo psicológico (la orientación cognitivo-conductual ha demostrado ser especialmente útil), la terapia familiar, la mejoría en las habilidades sociales y la terapia ocupacional. Sin embargo, no siempre resulta sencillo apoyar a una persona que está experimentando un trastorno de esta naturaleza, ya que con frecuencia no son conscientes de lo que les sucede y no quieren recibir ayuda. En este sentido, algunos de los síntomas más frecuentes de los trastornos psicóticos influyen directamente en la relación de la persona afectada con su entorno más inmediato. Así, la alta carga emocional y la intensidad de las vivencias de quien padece un trastorno psicótico pueden dificultar el acercamiento a otras personas para recibir ayuda. Por otra parte, tanto el temor al estigma como el miedo asociado a comentar lo que les sucede contribuyen a dificultar una atención adecuada.

Recomendaciones generales

A continuación, presentamos una serie de recomendaciones generales en torno a las posibilidades de ayuda hacia un ser querido que está experimentando síntomas psicóticos:

Este tipo de experiencias suelen percibirse con un alto nivel de angustia por la persona que las sufre, por lo que el acercamiento no debe ir dirigido hacia las características concretas de su vivencia o su adecuación o no a la realidad (es decir, si es real o no lo que le sucede), sino desde un acompañamiento que se centre en cómo siente la persona sus vivencias, cómo le están afectando a diferentes niveles (en la relación con los demás, en su actividad diaria, en sus hábitos de salud, etc.), y en escuchar activamente los motivos de su angustia o malestar. Ayudar desde las dificultades para dormir, desde las dificultades en el desempeño de la actividad laboral o académica, o desde la angustia generada por un posible peligro suele provocar una respuesta más favorable que desde la negación de sus experiencias o la comprobación de que lo que le sucede no es real (aunque nos resulte extraño, para ellos es absolutamente real y es, por definición, convencerles de lo contrario). La confrontación suele ser poco eficaz en estos casos y puede favorecer la minimización u ocultación de síntomas por miedo a la estigmatización o al rechazo.

Los familiares de las personas que sufren síntomas psicóticos por primera vez se encuentran en una situación que nunca habían previsto y ante la cual les resulta difícil saber cómo actuar. Es fundamental hacerles parte activa del tratamiento y de la recuperación de sus seres queridos. Resulta de gran utilidad que los familiares reciban información clara y adecuada a su comprensión sobre lo que está sucediendo. El asesoramiento sobre las dificultades específicas y concretas de cada caso puede ser muy eficaz de cara a facilitar un acceso a la atención médica de la persona sufriente lo antes posible.

Una comunicación clara y transparente es fundamental. Las personas que aquejan este tipo de experiencias en una fase aguda pueden sentirse bajo ciertas amenazas, en el foco de muchas miradas, y sensibles a los movimientos e intenciones de los demás, incluyendo las de sus seres queridos más cercanos. Manifestar honestamente la preocupación por la persona que sufre y la recomendación de buscar ayuda, sin giros o maniobras poco claras que puedan contribuir a la desconfianza del afectado, es una actividad esencial en estos casos. El establecimiento de una adecuada interacción entre el equipo profesional, los pacientes y sus familiares, favoreciendo una circulación de la información en la que la persona que sufre se sienta parte activa y confiada, facilita la vinculación y la aceptación del tratamiento. Facilitar la comunicación en un entorno seguro, con personas de máxima confianza, sin exigir una respuesta mediante ultimátum o bajo presión, son otras de las estrategias recomendadas.

Por último, es recomendable preguntar a su familiar o amigo cómo puede serle más útil. Favorecer la implicación activa de la persona que sufre en su problema, a través de pequeñas medidas iniciales (acompañamiento, apoyo en actividades cotidianas, favorecer espacios para que la persona manifieste lo que le ocurre) es un primer paso para identificar necesidades de ayuda. Como familiar, puede resultarle útil obtener apoyo para hacer frente a sus propias dificultades, ya sea a través de terapia psicológica o del apoyo entre iguales (para esto resultan especialmente recomendables los grupos multifamiliares), donde puede hablar con otras personas que atraviesan situaciones similares.