Existencialismo para empezar el año
Inés Bárcenas Taland
El comienzo del año conlleva cierto valor simbólico de calado emocional que nos hace reflexionar sobre nuestro pasado y orientarnos hacia el futuro. Casi siempre, enero marca el inicio de una nueva etapa y suele traer nuevos propósitos y metas.
No obstante, hay que pensar bien el sentido que tienen los propósitos que nos marcamos para este año nuevo.
Tal como lo expone Carlos Cascos, en su artículo Tiranía de la autoexigencia:
«Encontrar pareja, ahorrar dinero, apuntarse a cerámica, perder peso, aprender japonés, cambiar de trabajo, irse de viaje, empezar a hacer crossfit […] Hoy en día los propósitos se parecen más a las actualizaciones de un sistema informático que aun anhelo humano de bienestar».
Cada vez orientamos nuestros propósitos de año nuevo a aumentar nuestra productividad y nuestra exigencia personal, en lugar de centrarnos en cultivar lo que nos da sentido e ilusión de verdad en nuestras vidas.
Los mejores propósitos son los que, (en lugar de poner metas nuevas fuera de nuestro alcance), nos impulsan a desprendernos de las malas costumbres, nos inspiran fuerza de voluntad y nos impulsan a dejar de mirar tanto el móvil o a trabajar menos, a reconciliarnos con amigos, no perder los nervios con nuestra familia, a aceptar nuestra vulnerabilidad y a poner más en ser mejores personitas.
Crisis existencial, vacío de sentido
¿Qué pasa cuando no queremos ni hacer propósitos de año nuevo? ¿Cuando no sentimos ilusión por comenzar el año? ¿Cuando nos sentimos vacíos y sin alicientes?
Las dificultades impuestas por la interminable crisis sanitaria han podido oscurecer nuestra capacidad de proyectarnos hacia el futuro y de construir horizontes optimistas para nuestra existencia, y es posible que muchos estemos como la chica del meme: “Todos los días levanto el insoportable peso de mi existencia”
Cada vez más personas se preguntan: ¿el camino que estoy siguiendo, tiene sentido? En consulta es frecuente atender a personas que se quejan de una sensación de vacío o de una desorientación existencial.
Hoy os quiero presentar las ideas básicas del existencialismo de Viktor Frankl, el fundador de la Logoterapia, la terapia del sentido, porque son un buen antídoto para capear estos momentos difíciles. Él plantea que existen depresiones que tienen que ver con una falta de propósito y sentido en la vida.
Él era un psiquiatra judío vienés, discípulo de Freud y Adler (aunque luego acabó a la gresca con ellos por sus diferentes posturas sobre el inconsciente) y superviviente de los campos de concentración nazis.
Al salir de los campos y saber que su mujer, hermanos y padres habían sido asesinados, decidió escribir su historia para no suicidarse, y ese libro se llama “El hombre en busca de sentido”, hoy en día un libro mundialmente conocido.
Según Frankl, las personas siempre podemos dar un sentido a nuestras vidas, independientemente de las circunstancias en que nos encontremos; esta búsqueda de significado constituye la principal motivación vital de las personas, más allá de la satisfacción de los impulsos y deseos.
La voluntad de sentido está muy relacionada con la capacidad de transcendencia, de mirar más allá de uno mismo, que caracteriza al ser humano. “El hombre siempre apunta más allá de sí mismo, hacia un sentido que primeramente debe de descubrir y que le permitirá autotranscenderse”. Esto quiere decir que mirándote el ombligo no vas a encontrar el sentido en tu vida.
A través de sus investigaciones, Frankl nos propone que existen tres caminos para encontrar el sentido: creando algo, (a través de nuestro trabajo y la contribución a la sociedad), vivenciando al otro (creando relaciones de afecto con personas u otros seres) o adoptando una actitud determinada ante una situación difícil que no podemos cambiar.
Cómo establecer metas con sentido:
¿Cómo buscar un sentido y un propósito para comenzar el año?
- Mirar a tu interior:
Busca lo que realmente te llena y te motiva a ti. Lo que digan o impongan los demás no debería ser uno de tus alicientes.
- Preguntarte ¿PARA QUÉ?:
Pregúntate para qué quieres conseguir los propósitos que te estás marcando.
- Establece metas
Trata de establecer metas transcendentes que tengan que ver con trabajar tu relación contigo mismo y con el mundo que te rodea: crear, aportar, mejorar relaciones.
- Céntrate en lo que está bajo tu control
Encontrar una pareja, tener más ingresos o buscar trabajo conlleva aspectos que dependen de nosotros y otros tantos que no.
- Elige la actitud con la que confrontar aquello que te hace sufrir y no puedes cambiar o controlar.

Psicóloga General
Especialista en Psicología
Idiomas | Español e Inglés
Atención | Presencial y Online