Navidad y su impacto psicológico
Inés Bárcenas Taland
Hoy hablaremos sobre la Navidad y de cómo afecta a nuestras cabecitas. En esas fechas, mis pacientes siempre suelen traer temáticas dignas de un especial navideño. Y es que hay gente a la que le encanta la Navidad, y siente que estas fechas son de amor y paz, pero para muchos otros estas semanas suponen un verdadero reto para su salud mental.
Tal vez el mejor punto de partida sea recordar que la Navidad es una de las fiestas más psicológicas de la humanidad, ya que se hace eco del terror visceral a la oscuridad que caracterizó las primeras experiencias invernales de la humanidad.
Si avanzamos milenios, hoy tenemos una Navidad globalizada, repleta de adornos, compromisos familiares, coreografía social, de intercambio de regalos, una exaltación de la alegría y el amor. Pero no deja de ser una época de cambio en la que el frío y la oscuridad invitan a la introspección.
El impacto psicológico de las Navidades
“La Navidad afecta a la mente humana de muchas maneras, es capaz de estimular la alegría, la nostalgia, la emoción, la inquietud y el estrés, a veces todo al mismo tiempo», escribe el profesor Brian Hughes en su artículo.
Por su parte, en 1930, el presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge, hizo la siguiente observación sobre las fiestas anuales de fin de año: «La Navidad no es una época ni una estación, sino un estado de ánimo».
¿Cuál es el estado de ánimo de la Navidad?
Los datos de la Encuesta Social Europea sugieren que las personas declaran un menor bienestar emocional en Navidad. En tanto, tal como nos cuenta Álvaro Piqueras en este artículo para el AS: “Según se desprende del ‘Observatorio de la Navidad en España’, al 33% de los españoles no le gusta la Navidad, mientras que el 27% asegura que le agrada poco, y el 6% directamente la odia”
Nuestros niveles de estrés aumentan en estas dos semanas estamos expuestos a un gran número de estímulos visuales y auditivos, aglomeraciones, interacciones, prisas, gastos, reflexiones de cierre de año, recuerdos melancólicos, etc.
El Síndrome del Villancico se refiere al estrés producido por el exceso de consumismo, la obligatoriedad de estar felices, reencontrarnos con personas que no nos caen bien o con las que tenemos conflictos, las elevadas expectativas con los preparativos, o la presión social de que todo tiene que estar perfecto.
El Síndrome de la Silla Vacía consiste en sentirse solo, pasarlo mal por la ausencia y la añoranza de un ser querido. Suele suceder al tener a personas queridas o familiares hospitalizados, ser inmigrante, estar privado de libertad, tener muy pocos recursos básicos, estar pasando por un proceso de duelo.
De hecho, las cifras de suicidios aumentan justo después de las fiestas. Estudios recientes sostienen que los suicidios aumentan a principios de enero, según lo recalca el siguiente artículo.
Cosas buenas para nuestra salud mental de las Navidades
Cantar juntos disminuye el estrés y aumenta el vínculo social, según expone el artículo de Psychology Today. En efecto, los investigadores de la Universidad de Michigan postulan que esta tradición puede aumentar el bienestar físico y psicológico, además de incrementar los vínculos sociales entre las personas que cantan juntas (Keeler et al., 2015).
Así, el canto en grupo parece disminuir el estrés, provocando un aumento de los niveles de oxitocina en sangre. Por otra parte, hacer regalos nos hace sentir más positivos y felices, tal como declara el siguiente estudio.
Estos investigadores canadienses de la Universidad de British Columbia han observado que pensar en los demás y ser detallistas a la hora de regalar, potencia nuestro bienestar. El acto de regalar hace que nos centremos en la otra persona, en cómo nos sentimos hacia ella y en lo importante que es para nosotros.
Consejos para mantenernos cuerdos durante las navidades
- Compras: las investigaciones han demostrado que la mayoría de nosotros prefiere recibir un regalo que haya costado tiempo y esfuerzo, que uno que cueste mucho. Lo que cuenta es el pensamiento más que la etiqueta del precio. Así que, en lugar de quemar la visa, date un tiempo para pensar en las personas a las que quieres regalar, y prioriza los regalos de experiencias o con simbolismo.
- Reduce las expectativas: no todo tiene que salir a la perfección ni como salió el año pasado.
- Aprende a priorizar: hazte caso, respeta tus necesidades y mantén a raya el FOMO que caracteriza estas fiestas: ¡no se puede estar en misa y predicando!
- Crear tradiciones: una oportunidad para estar cerca de los que están y de los que no están. Recordar los buenos momentos vividos con ellos, recuperar tradiciones que ellos impulsaban, crear nuevas tradiciones con los que están.
- Obsérvate en los excesos y cultiva la introspección. Si ves que te pasas con la comida o el alcohol, piensa en qué emociones estás tratando de evitar. Trata de generar espacios para mirarte dentro, en lugar de taparlo.
- ¡No te impongas estar feliz todo el rato! Venimos de unos años muy duros, cerramos el año y esta estación no es la más brillante para nuestra salud mental. Acepta que las Navidades son una montaña rusa emocional.

Psicóloga General
Especialista en Psicología
Idiomas | Español e Inglés
Atención | Presencial y Online