Psicoterapia Cognitivo Analítica: Revisando patrones que ya no funcionan

¿Alguna vez te has preguntado por qué te cuesta tanto decir lo que piensas o sientes a los demás, incluso cuando deseas hacerlo?

¿O por qué siempre te vuelcas por completo en los otros y, a pesar de que muchas veces no te han correspondido o te has llevado decepciones, sigues haciéndolo?

¿O no entiendes por qué sueles meterte en relaciones en las que haces daño o te lo hacen y, a pesar del sufrimiento, sigues en ellas?
¿Te cuesta darte caprichos porque sueles pensar que, si haces lo que realmente deseas, estás siendo egoísta?

En nuestra vida, tendemos a repetir los mismos patrones frecuentemente, incluso cuando éstos no nos son útiles o nos perjudican.

Esto ocurre porque muchas veces nos vemos influenciados por motivaciones, cogniciones o emociones de las que no somos conscientes, pero que tienen la suficiente carga afectiva como para influir en nuestras decisiones y comportamiento.

El hecho de no comprender dichas motivaciones y, por lo tanto, no entender por qué hemos vuelto a caer en lo mismo, hará que nos sintamos enormemente frustrados e incapaces de cambiar.

Estas tendencias a comportarnos de una determinada manera solemos aprenderlas desde la infancia en un contexto en el que sí funcionan. Por ejemplo, quizá ser complaciente de niño me ayudó a vincularme con mi madre, una mujer enferma que necesitó de cuidados especiales.

O, a lo mejor, ser autoexigente y esforzarme en el colegio para sacar buenas notas me sirvió para sentirme realmente valorado por mi padre, quien alardeaba con sus amigos de lo listo que era su hijo.

Sin embargo, con el paso del tiempo, a base de repetirlo una y otra vez con diferentes personas y en diferentes contextos, ser complaciente o esforzarme se convierten en cosas que hago sin darme cuenta, se vuelven automáticas.

Y eso significa que seguirán apareciendo en mi vida sin que yo sea consciente, en momentos en los que me sirvan, pero también en contextos en los que me perjudiquen.

Por ejemplo, es posible que me sienta obligado a hacer favores que no me apetecen o que sea extremadamente amable y atento con personas con las que no me llevo bien. O también puede que la autoexigencia y el esfuerzo me impidan relajarme, por lo que, en mi tiempo libre, me dedique a crear nuevas tareas y obligaciones para mantenerme siempre ocupado.

A través de identificar y describir estos procedimientos o patrones repetitivos, los hacemos explícitos y conscientes, lo que permitirá que en el futuro seamos capaces de detenerlos cuando se activen y romper el automatismo. Con ello, lograremos controlarlos, en lugar de que ellos nos controlen a nosotros.

La Psicoterapia Cognitivo Analítica aborda de forma muy directa éste y otros problemas similares, ayudando a identificar estos automatismos, definiéndolos, conociendo su origen y función, y creando “salidas alternativas” que permitan alcanzar la misma meta pero sin necesidad de atravesar el mismo camino hasta ella, es decir, sin necesidad de repetir patrones del pasado que ya no sirven.

Qué es la Psicoterapia Cognitivo Analítica?

La Psicoterapia Cognitivo Analítica o PCA, es una corriente integradora con un enfoque biopsicosocial que incorpora aspectos de teorías cognitivas y psicodinámicas. Fue desarrollada por Tony Ryle en los años 70 en Inglaterra, e introducida en España por Carlos Mirapeix.

Se trata de una psicoterapia breve y focalizada que permite obtener resultados en menor tiempo, reduciendo costes y evitando el riesgo de cronicidad en pacientes graves. Requiere de un papel activo y colaborador por parte del paciente.

Desde PCA se interviene tanto en las conductas observables como en los procesos internos y patrones de relación que el paciente establece consigo mismo y con los demás, por lo que favorece un mayor control sobre los síntomas y una mejora del funcionamiento social.

¿Para qué pacientes está indicada?

La PCA está especialmente indicada para el tratamiento de trastornos de personalidad, y trastornos de conducta alimentaria. Pero también es igualmente efectiva para el tratamiento de trastornos de ansiedad, trastorno por estrés postraumático, trastorno obsesivo-compulsivo, depresión, trastorno bipolar, patologías sexuales, víctimas de abuso sexual, además de pacientes con afecciones médicas que generen desgaste emocional (diabetes, alergias, fibromialgia…).

Por último, cabe señalar la utilidad de esta terapia en prevención e intervención precoz en pacientes jóvenes con trastorno de personalidad o en riesgo de desarrollarlo.

Psicóloga

Especialista en Psicología

Idiomas | Español
Atención | Presencial y Online

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