Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) engloban una amplia gama de problemas relacionados con la alimentación y la preocupación por el peso, como son la Anorexia Nerviosa, la Bulimia Nerviosa y el Trastorno por Atracón. Aunque puede afectar tanto a hombre como a mujeres de todas las edades, suele afectar de forma más habitual a mujeres más jóvenes que a hombres (a este respecto, juegan un importante papel aspectos socioculturales que fomentan la vulnerabilidad de la mujer frente a estas enfermedades). Si bien se trata de patologías que pueden tener consecuencias muy graves para la salud física y mental de quienes las padecen, podemos fomentar actitudes que ayudarán a reducirlas. Aquí os ofrecemos algunas recomendaciones:

Promoción de la imagen corporal positiva

La insatisfacción con la imagen corporal es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de un TCA. Es fundamental enseñar a los más jóvenes que la belleza no se mide por la apariencia física y que tenemos mucho que ofrecer más allá de nuestra propia corporalidad. Si bien el exceso de peso supone también un problema de salud, debemos evitar una actitud excesivamente crítica con relación al sobrepeso y fomentar la validación de cualidades personales más allá de la imagen corporal. 

Fomentar una relación sana con la comida

Enseñar a los niños desde temprana edad a escuchar a su cuerpo y comer en respuesta a las señales de hambre y saciedad puede prevenir la aparición de un TCA. Las dietas restrictivas y el etiquetado rígido de alimentos como «buenos» o «malos» pueden favorecer el desarrollo una relación rígida con la comida. En su lugar, recomendamos promover el disfrute de una variedad de alimentos y fomentar la moderación en lugar de la restricción.

Educación nutricional

Una buena educación nutricional puede equipar a los jóvenes con el conocimiento necesario para tomar decisiones saludables acerca de la alimentación. Al asegurarnos de que los jóvenes comprenden la importancia de una dieta equilibrada podemos ayudarles a evitar los extremos (restricción y exceso).

Proporcionar apoyo emocional y fomentar la comunicación abierta

Los TCA a menudo se desarrollan como un medio para lidiar con las emociones difíciles y para generar una sensación de control en personas que sienten que no pueden controlar nada más en sus vidas. Al fomentar un ambiente en el que los niños y adolescentes se sientan cómodos y en el que puedan compartir sus emociones facilitaremos la identificación temprana de estos problemas. 

Promover el ejercicio por salud y placer, no para perder peso

Nuestros más jóvenes deben comprender que el ejercicio es una actividad de disfrute, no un castigo o una forma de compensar una ingesta excesiva de comida. Es importante enseñar a los niños que el ejercicio es una forma de cuidar su cuerpo, no una forma de controlar su peso.

Cuidado con los comentarios negativos sobre el cuerpo

Muchos jóvenes son vulnerables a los comentarios sobre su cuerpo, especialmente a lo largo de la adolescencia. Aunque no debemos fomentar ni ignorar el sobrepeso (que es también un problema de salud), es importante evitar los comentarios negativos o comparativos sobre el cuerpo de los jóvenes. Como comentábamos antes, es importante fomentar la confianza en uno mismo y tener muy claro que hay mucho valor en nosotros más allá de nuestro cuerpo, por lo que en cualquier caso somos merecedores de afecto y de respeto.

Promoción de la alfabetización mediática

En la era de las redes sociales, los jóvenes se ven constantemente expuestos a imágenes de cuerpos «ideales» (y en gran medida inalcanzables) que pueden fomentar la insatisfacción con la imagen corporal propia. La alfabetización mediática debe ayudar a los jóvenes a entender que estas imágenes a menudo no reflejan la realidad y están habitualmente retocadas. Asimismo, debemos recordar que lo que la gente cuelga en las redes sociales no es un reflejo de su vida habitual, sino aquello que quieren que veamos (lo que con mucha frecuencia está muy alejado de la vida real).

Procura ser un modelo a seguir

De poco sirve dar lecciones a nuestros jóvenes si no somos un ejemplo a seguir. Los adultos debemos dar un buen ejemplo al tener una relación sana con la comida y el ejercicio, y mostrar una aceptación positiva de nuestro cuerpo. Los comentarios despectivos sobre nuestro propio cuerpo acerca de la comida suelen ser muy perjudiciales para los más jóvenes, ya que contribuimos a trasladarles unos valores que terminarán por jugar en su contra al fomentar una actitud excesivamente autocrítica.

Supervisar el uso de Internet

Algunos foros y sitios web fomentan comportamientos alimentarios poco saludables y glorifican conductas claramente patológicas. Esta información puede resultar especialmente nociva a determinadas edades, como la adolescencia. Es importante estar al tanto de a qué páginas acceden los jóvenes y tener conversaciones abiertas sobre la información que encuentran.

Apoyo durante los períodos de estrés

Los momentos de transición y estrés, como el cambio de colegio o el paso a la universidad, pueden favorecer la aparición de los trastornos alimentarios. Durante estos periodos pueden sentirse especialmente inseguros y ser más vulnerables a la crítica. Asimismo, es más habitual que quieran recurrir a una imagen corporal que perciben como positiva para obtener la aprobación y la admiración de los demás. Durante estos períodos, es importante proporcionar apoyo adicional y recordar a los jóvenes que está bien buscar ayuda.

Pide ayuda cuando sea necesario

Si sospechas que un joven puede estar desarrollando un TCA, no dudes en buscar la ayuda de un profesional de la salud mental. Cuanto antes se intervenga, más fácil será tratar el trastorno y prevenir las consecuencias a largo plazo.

La prevención de los TCA requiere de un enfoque global que incluya aspecto educativos, el apoyo emocional y el fomento de una relación sana con la dieta y el ejercicio. Recuerda que cada individuo es diferente, y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. Lo más recomendable es cultivar un entorno de apoyo y comprensión, donde cada persona pueda encontrar espacio para su propio desarrollo individual.

Estas estrategias pueden contribuir a reducir el riesgo de desarrollar un TCA, pero no suponen una garantía. Recuerda que estos trastornos son serios y pueden tener consecuencias graves para la salud. Si sospechas que tú o alguien que conoces puede estar lidiando con un trastorno alimentario, es importante buscar ayuda de un profesional de la salud. La detección temprana y el tratamiento pueden marcar una gran diferencia en la recuperación.

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