¿Nos afecta el poder?

Inés Bárcenas Taland

En el video, Inés Bárcenas nos explica cómo en determinadas circunstancias, el poder puede volvernos villanos, tiranos… El Síndrome de Hubris identifica a aquellos que lo sufren por su orgullo y su arrogancia.

¿En qué consiste el Síndrome de Hubris?

El Síndrome de Hubris es un trastorno que se caracteriza por generar un ego desmedido y desprecio por las opiniones y necesidades de los demás. La palabra hubris, de origen griego, significa orgullo o arrogancia. Los griegos utilizaban este término para hablar de la arrogancia humana frente a los dioses, que les hacía creer que podían conseguirlo todo.

Más allá de la mitología, el Síndrome de Hubris está también muy presente en el mundo real. Infinidad de reyes (Enrique VIII), emperadores (Julio César), dictadores (Hitler, Stalin), políticos (George Bush, Tony Blair), militares, grandes empresarios y directivos lo han padecido y lo padecen.

En 2008, el neurólogo David Owen acuñó este término en su libro: ‘En el poder y en la enfermedad’, en el que analiza el comportamiento de políticos como Roosevelt, Ariel Sharon, el sha de Irán, Bush, Blair, etc. Aunque existe comorbilidad con el narcisismo y con el trastorno bipolar, Owen lo describe como un trastorno reversible en personas sanas.

Síntomas psicopatológicos relacionados con el poder

  • Confianza exagerada en sí mismo, imprudencia e impulsividad.
  • Sentimiento de superioridad.
  • Desmedida preocupación por la imagen, lujos y excentricidades.
  • El rival debe ser vencido a cualquier precio.
  • La pérdida del mando o de la popularidad termina en la desolación, la rabia y el rencor.
  • Desprecio por los consejos de quienes les rodean.
  • Alejamiento progresivo de la realidad.

El experimento de la cárcel de Stanford

Este experimento realizado en los 70 por Philip Zimbardo, es uno de los más relevantes de la historia de la psicología y nos muestra cómo el poder corrompe al ser humano. 

El experimento buscaba comprender qué factores hacían que las personas se corrompieran y actuasen con maldad. Para ello reclutaron a 24 jóvenes sanos tanto física como psicológicamente. Acondicionaron los bajos de la Universidad de Stanford como si fuera una cárcel y asignaron aleatoriamente los roles de guardias y carceleros entre los participantes. 

Los participantes reclusos fueron detenidos por sorpresa en sus apartamentos y se les despojó de todas sus pertenencias y se les asignaron monos sus números de recluso. A los guardias se les asignaron porras, uniformes y gafas de sol con las que podían mantener cierto anonimato. 

Al cabo de los días los guardias comenzaron a mostrar aires de superioridad y a maltratar a los presos: les negaban la comida, les obligaban a permanecer desnudos, les impedían dormir e incluso llegaron a maltratarles físicamente. Al sexto día el experimento se les fue de las manos y fue una estudiante de posgrado que estaba haciendo entrevistas a los presos, Christina Maslach,  quien confrontó y convenció a Zimbardo argumentando que el experimento sobrepasaba lo moralmente correcto.

Los antídotos: humildad y ser conscientes de nuestras limitaciones y de nuestra necesidad del otro

Memento Mori: los generales romanos victoriosos recibían a su entrada en Roma una corona de laurel y un esclavo que, ante los vítores del pueblo, les susurraba unos pasos más atrás: ‘memento mori’ (‘recuerda que eres mortal’), para recordarle las limitaciones de la naturaleza humana, con el fin de impedir que incurriese en la soberbia. 

Sic transit gloria mundi: frase utilizada durante la coronación de los papas: «Sancte Pater, sic transit gloria mundi» (Santo Padre, así pasa la gloria del mundo) recordando al Papa que a pesar de la tradición y la grandilocuencia de la ceremonia, no dejaba de ser un mortal.

Alexander Lowen, el narcisismo: No pedimos nacer, ni tampoco pedimos morir. En muchos casos, no somos los dueños de nuestro destino. Todos los seres humanos vamos en el mismo barco. Y nos necesitamos unos a otros para contrarrestar la oscuridad, para resguardarnos del frío, para dar sentido a nuestra existencia. Los seres humanos somos criaturas sociales. Cuando estamos con otras personas encontramos lo cálido, lo interesante de la vida, y el reto que esta representa.  Y solo en el seno de la comunidad humana podemos atrevernos a hacer frente a lo desconocido  que nos asusta.»

Psicóloga General

Especialista en Psicología

Idiomas | Español e Inglés
Atención | Presencial y Online

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