El deterioro cognitivo es un trastorno neurodegenerativo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Existen diferentes causas de deterioro cognitivo, siendo las más comunes la Enfermedad de Alzheimer, la Demencia por Cuerpos de Lewy y la Demencia Frontotemporal. Al tratarse de un trastorno propio de edades más avanzadas, se espera que a medida que la población continúe envejeciendo aumenten los casos de esta enfermedad y de otras formas de demencia. Dado el curso habitual de la enfermedad, que implica una progresiva pérdida neuronal y la consecuente pérdida de habilidades (problemas de memoria, dificultades para desempeñar tareas habituales, limitaciones para hablar y expresarse, cambios de personalidad, etc.), suele ocasionar un gran impacto tanto en quienes lo padecen, como en sus familiares y cuidadores. 

Aunque a día de hoy no existe una cura para esta enfermedad, surgen alternativas de tratamiento que representan un soplo de esperanza. A este respecto, disponemos de diferentes fármacos que han demostrado ser capaces de ralentizar el progreso de la enfermedad. Además, conocemos diferentes intervenciones centradas en el estilo de vida, como una dieta mediterránea, el ejercicio físico y la estimulación cognitiva, que han demostrado ser fundamentales para la prevención y el tratamiento del deterioro cognitivo. Por otra parte, se destinan cada año gran cantidad de recursos económicos y profesionales a la investigación para la prevención y el tratamiento del deterioro cognitivo. 

Dadas las limitaciones de los tratamientos disponibles hasta la fecha, la prevención debe considerarse como un pilar fundamental en el abordaje del deterioro cognitivo. Así, una dieta saludable, la moderación con el alcohol, la reducción de factores de riesgo cardiovascular (como el sobrepeso, el sedentarismo, la hipertensión arterial, el tabaquismo y la hiperglucemia) y el ejercicio regular se convierten en nuestros mejores aliados.

Sabemos que el diagnóstico precoz de estos trastornos supone un reto fundamental y juega un importante papel de cara al pronóstico, pues cuanto antes se pongan en marcha los diferentes mecanismos terapéuticos (basados tanto en la medicación como en el estilo de vida), mayor capacidad tendremos para ralentizar el curso de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Por este motivo, resulta fundamental facilitar a la población el acceso a aquellos servicios capacitados para ofrecer un diagnóstico precoz.

Estimulación Magnética Transcraneal

Una nueva vía que se abre para la intervención en el deterioro cognitivo leve, incluyendo las etapas precoces de la enfermedad de Alzheimer, es la Estimulación Magnética Transcraneal, un novedoso procedimiento que emplea la aplicación de un campo electromagnético deforma repetitiva para estimular diferentes áreas del cerebro. Se trata de una técnica que ya ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de diferentes trastornos neuropsiquiátricos (incluyendo la Depresión, el Trastorno Obsesivo-Compulsivo, el dolor neuropático y la rehabilitación del ictus) y que ha sido objeto de numerosos ensayos clínicos en el ámbito del deterioro cognitivo leve en los últimos años, con resultados muy esperanzadores.

La mayoría de los estudios publicados hasta la fecha aplican un protocolo de tratamiento muy similar al empleado en la depresión, estimulando la corteza prefrontal dorsolateral izquierda a alta frecuencia durante varias sesiones aplicadas a lo largo de pocas semanas. Aunque se han identificado mejorías en diferentes áreas cognitivas, los estudios publicados hasta ahora sugieren que la memoria puede ser el área más beneficiada, manteniéndose esta mejoría durante varios meses después tras la finalización del tratamiento. Así pues, aunque la estimulación magnética no sustituye al tratamiento farmacológico ni representa el tratamiento principal del deterioro cognitivo ni evita su progreso a largo plazo, supone un importante aliado a la hora de mitigar sus síntomas y aliviar sus consecuencias.

En conclusión, la estimulación magnética transcraneal representa una nueva aproximación terapéutica para el deterioro cognitivo leve-moderado. Dada su seguridad, su buena tolerabilidad y su novedoso mecanismo de acción, se convierte en un excelente complemento para los tratamientos habituales.

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