En el panorama actual de la salud mental, España destaca por ser el primer consumidor de benzodiacepinas en el mundo. Este hecho pone de manifiesto importantes cuestiones acerca cómo manejamos el estrés, la ansiedad y los problemas del sueño en la sociedad moderna. A continuación repasaremos los motivos detrás del desproporcionado consumo de benzodiacepinas así como los riesgos asociados a su uso prolongado.
¿Qué son las benzodiacepinas?
Las benzodiacepinas son un grupo de fármacos (incluyendo el Lorazepam, alprazolam, bromazepam, diazepam, clonazepam y un largo etcétera) que actúan sobre el sistema nervioso central (en el receptor GABA, para ser más precisos). Tienen efectos hipnóticos (ayudan a dormir), ansiolíticos (calman la ansiedad), anticonvulsivos (previenen y frenan las crisis epilépticas) y relajantes musculares. En el ámbito de la psiquiatría se prescriben típicamente para tratar estados de ansiedad y el insomnio.
Es importante destacar que el organismo se habitúa al afecto de las benzodiacepinas y que estos fármacos tienen un considerable poder adictivo. A grandes rasgos, al tomar benzodiacepinas durante periodos prolongados (habitualmente más allá de un par de meses), el organismo se encarga de generar más glutamato, un neurotransmisor que se encarga de contrarrestar los efectos de las benzodiacepinas. Por este motivo, con el paso del tiempo suele ser necesario aumentar la dosis de benzodiacepinas para alcanzar el mismo efecto que provocaban al inicio del tratamiento.
¿Por qué consumimos tantas benzodicepinas en España?
1. Cultura Médica y Prescripción
En España contamos con una tendencia histórica hacia la prescripción de benzodiacepinas. Los profesionales de la salud, enfrentados a pacientes con síntomas de ansiedad o insomnio, a menudo recurren a éstas como una solución rápida y efectiva. Este hecho deriva, en gran medida, del poco tiempo del que disponen los médicos de cabecera en Atención Primaria (aproximadamente 7 minutos por paciente). Si bien el tratamiento con benzodiacepinas puede estar perfectamente justificado, con frecuencia se hace poco hincapié en el seguimiento de este tratamiento y en la necesidad de suspenderlo al cabo de pocas semanas.
2. Estrés y Estilo de Vida
Nuestro estilo de vida se caracteriza por el estrés y la alta presión laboral, lo que contribuye al aumento en la demanda de soluciones fáciles e inmediatas para el manejo de problemas como la ansiedad y el insomnio. Las benzodiacepinas, al ser muy efectivas a corto plazo, se convierten en una opción especialmente atractiva.
3. Falta de Conciencia
Hay, en general, una considerable falta de conciencia acerca de los riesgos del uso prolongado de benzodiacepinas, incluyendo su carácter adictivo. Muchos pacientes no son plenamente conscientes de las implicaciones de su uso a largo plazo, lo que puede favorecer el desarrollo de una dependencia hacia estos medicamentos.
Riesgos Asociados al Consumo Prolongado
1. Dependencia y Tolerancia
Con el tiempo, nuestro organismo se habitúa al efecto de las benzodiacepinas, lo que puede llevar a una dependencia física y psicológica. Así, quienes utilicen estos fármacos a largo plazo corren el riesgo de necesitar dosis cada vez mayores para lograr los mismos efectos, lo que puede conducir a un ciclo de tolerancia y dependencia.
2. Efectos Secundarios
Los efectos secundarios de las benzodiacepinas pueden incluir somnolencia, mareos, confusión, problemas de memoria y coordinación (ataxia), y en casos graves, depresión respiratoria.
A este respecto, existe un riesgo aumentado de caídas y fracturas en personas mayores que toman benzodiacepinas, especialmente para dormir (un caso habitual es el de una persona mayor que sufre una caída cuando se levante por la noche para orinar).
Las personas que padecen de problemas respiratorios graves (EPOC grave o Apnea del Sueño entre otros) deberían evitar las benzodiacepinas, ya que pueden deprimir el centro respiratorio (pueden hacer que respiremos más lentamente y de forma más superficial) y agravar sus consecuencias.
3. Problemas para Retirar la Medicación
La interrupción del consumo de benzodiacepinas tras un periodo prolongado puede provocar síntomas de abstinencia, incluyendo ansiedad, problemas de sueño, irritabilidad, temblores y, en los casos más graves, convulsiones. Por este motivo, la retirada de las benzodiacepinas debería realizarse de forma gradual (especialmente cuando el consumo ha superado las 4-6 semanas).
Asimismo, el componente adictivo de las benzodiacepinas y el temor a un empeoramiento de los síntomas al retirar la medicación pueden dificultar la suspensión del tratamiento cuando se mantiene la largo plazo.
4. Impacto en la Salud Mental
El uso de benzodiacepinas a largo plazo puede enmascarar los problemas subyacentes de salud mental en lugar de tratarlos. En otras palabras, puede tapar los problemas en lugar de favorecer su solución. Esto puede favorecer el desarrollo de una dependencia, ya que si no resuelvo los problemas me seguirán afectando cada vez que trate de suspender la medicación. En este mismo sentido, el uso de benzodicaepinas a largo plazo puede favorecer una pobre capacidad para gestionar el malestar emocional (algo inevitable en la vida), pues me puedo acostumbrar a taparlo en lugar de desarrollar estrategias que me permitan solucionar la su causa.
¿Y cómo solucionamos esta situación?
Este problema requiere, a nuestro juicio, un enfoque multifacético:
1. Educación y Conciencia
Debemos fomentar la educación tanto de los profesionales de la salud como del público general acerca de los riesgos del uso prolongado de benzodiacepinas. Asimismo, debemos promover enfoques más adaptativos y sostenibles para el manejo del estrés y la ansiedad.
2. Terapias Alternativas
Debemos promover y facilitar el empleo abordajes no farmacológicos, como la psicoterapia, el mindfulness, el ejercicio físico y las técnicas de relajación. Estas alternativas pueden ofrecer soluciones más adaptativas y sostenibles a largo plazo.
3. Políticas de Salud
Abogamos por la implementación de políticas que regulen más estrictamente la prescripción de benzodiacepinas y que promuevan programas de deprescripción supervisados por profesionales.
4. Apoyo Social y Comunitario
Consideramos fundamental la creación de redes de apoyo comunitario, así como facilitar el acceso a recursos de salud mental. Estas iniciativas sin duda contribuirían a facilitar un mejor manejo del estrés y de la ansiedad.
En resumen, el alto consumo de benzodiacepinas en España pone de manifiesto la necesidad de abordar la salud mental de una forma más sana y sostenible. Es fundamental promover una mayor conciencia y educación sobre los riesgos asociados con estos fármacos a la vez que ofrecemos alternativas más seguras y efectivas para el manejo de problemas como la ansiedad y el insomnio.
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