La Navidad es una época de felicidad (con frecuencia un tanto forzada), llena de luces y colores. Sin embargo, lo que para algunos es una época llena de fantasía e ilusión, para muchos otros puede ser un momento de estrés y ansiedad debido a la intensificación de las interacciones familiares. Entender el efecto psicológico que estas reuniones pueden tener y saber cómo afrontarlo puede ser de gran ayuda para mitigar el impacto emocional de estas fechas.
El Desafío de las Relaciones Familiares en Navidad
Las grandes reuniones familiares son un clásico del periodo navideño. Estas pueden incluir encuentros con familiares más o menos cercanos (no es raro el caso de los familiares a lo que solamente vemos en esta época del año). No es raro que estas situaciones generen una mezcla de emociones que van desde la alegría por el reencuentro hasta el estrés y la ansiedad ante la posibilidad de afrontar dinámicas familiares complejas, doloridas y dolorosas.
¿Cuáles son las causas más habituales de malestar en Navidad?
– Expectativas desmedidas: La idea de una «Navidad perfecta» en la que todos seamos felices y comamos perdices puede generar una gran presión. Desde pequeños nos hacemos a la idea de que debemos ser felices durante estos días y de que todo debe ser perfecto. Nada más lejos de la verdad. El hecho de ajustar expectativas puede ayudarnos a disfrutar mucho más y a estar más relajados.
– Dinámicas familiares complejas: Los viejos conflictos o tensiones familiares tienden a resurgir año tras año. Hay viejas heridas no resueltas que inevitablemente supuran durante el reencuentro navideño.
– Pérdidas recientes: La ausencia de nuestros seres queridos se hace más patente y puede ser especialmente dolorosa en esta época.
Estrategias para Manejar el Impacto Psicológico
1. Establece límites realistas
– Planificación: No es necesario asistir a todos los eventos. Elige aquellos que realmente te importan.
– Límites emocionales: Permítete cambiar de tema o alejarte de conversaciones incómodas.
2. Mantén expectativas realistas
– Perfección no es igual a felicidad: La Navidad no tiene que ser perfecta para ser disfrutable.
– Flexibilidad: Mantenerte abierto a potenciales cambios de planes puede ayudarte a reducir el estrés.
3. Cuidado personal
– Tómate tiempo para ti mism@: Dedica tiempo a esas actividades que te relajan o te hacen feliz.
– Ejercicio y nutrición: Mantén rutinas de ejercicio y no descuides tu alimentación. Procura no beber en exceso.
4. Comunicación efectiva
– Escucha activa: Mostrar empatía puede aliviar tensiones. Si no estás de acuerdo con algo, no siempre es necesario rebatirlo.
– Expresión asertiva: Comunica tus necesidades y sentimientos de manera respetuosa.
5. Crear nuevas tradiciones
– Inclusividad: Realizad actividades que todos podáis disfrutar.
– Creatividad: La búsqueda de nuevas tradiciones puede ser una forma de renovar el espíritu navideño.
6. La ausencia de seres queridos
El carácter familiar de la Navidad suele hacer que la ausencia de seres queridos sea más evidente en esta época. Honrar su memoria puede ser parte más de la celebración: recordar historias o realizar una actividad que a ellos les gustaba puede ser una estupenda forma de recordarles.
Conclusión
Aunque se supone que la Navidad es una época para la reunión y el amor, puede suponer un importante desafío emocional. Establecer límites claros con la familia y ajustar nuestras expectativas son fundamentales para disfrutar de las fiestas. También es importante priorizar los planes y aceptar que no es necesario acudir a todos los eventos.
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