Consejos para padres y cuidadores: cómo ayudar a niños y adolescentes a mantener una buena salud mental

Consejos para padres y cuidadores: cómo ayudar a niños y adolescentes a mantener una buena salud mental

Fomentar una buena salud mental es de vital importancia para el bienestar general de los niños y adolescentes. Los padres y cuidadores, como figuras de referencia para los más jóvenes, juegan un papel fundamental en la promoción de una buena salud mental. Hoy queremos compartir algunos consejos y recomendaciones para ayudar a los niños y adolescentes a mantener una buena salud mental, lo que contribuirá a reducir las probabilidades de que necesiten ayuda especializada de psicólogos y o psiquiatras más adelante.

Fomenta la comunicación abierta

La comunicación abierta es esencial para una buena salud mental. Anima a los niños y adolescentes a hablar sobre sus sentimientos y pensamientos. Escucha activamente y demuéstrales que te importa lo que te cuentan. Fomenta la conversación con preguntas abiertas. Evita juzgar, criticar o menospreciar sus sentimientos. Proporciona un espacio seguro para que los niños y adolescentes se expresen libremente.

Enseña habilidades de resolución de problemas

Los niños y adolescentes pueden aprender habilidades para resolver problemas y tomar decisiones informadas. Anima a los más jóvenes a buscar soluciones prácticas a los problemas y a aprender de sus errores. Enséñales a considerar diferentes opciones y a evaluar los pros y los contras de cada una. Enséñales a establecer metas y a planificar el modo de alcanzarlas. Ayúdales a entender que pueden buscar ayuda cuando sea necesario.

Promueve la actividad física

La actividad física regular es importante para la salud mental. Anímales a hacer ejercicio y a participar en actividades deportivas. La actividad física ayuda a reducir la ansiedad y el estrés, mejora el estado de ánimo y aumenta la confianza en uno mismo. La actividad física también puede ayudar a mejorar el sueño y reducir los síntomas de la Depresión.

Establece una rutina

Mantener una rutina regular puede ayudar a reducir la ansiedad y el estrés. Establece una rutina diaria para los niños y adolescentes, incluyendo momentos para la actividad física, el aprendizaje y ratos de ocio. Una rutina establecida puede ayudarles a sentirse seguros y cómodos. Una rutina también puede ayudar a los niños y adolescentes a aprender a administrar su tiempo y a establecer prioridades.

Limita el tiempo de pantalla

Demasiado tiempo frente a las pantallas puede afectar la salud mental. Establece límites de tiempo para el uso de dispositivos electrónicos y anima a los niños y adolescentes a participar en actividades que no involucren pantallas. Supervisa el uso de estos medios para evitar la exposición a contenidos inadecuados, el ciberacoso y el aislamiento social. Limita el tiempo que pasan viendo televisión, jugando videojuegos y navegando por Internet y anímales a leer libros, a jugar juegos de mesa o a hacer actividades al aire libre.

Potencia la creatividad

La creatividad puede ser una excelente manera de reducir el estrés y la ansiedad. Fomenta su creatividad a través del arte, la música, la escritura u otras actividades creativas. Proporciónales materiales para potenciar su creatividad, como pinturas, instrumentos musicales y libros de arte. Anímalos a experimentar con diferentes formas de expresión creativa.

Fomenta la resiliencia

La resiliencia es la capacidad de recuperarse de la adversidad. Fomentar la resiliencia es importante para la buena salud mental de los niños y adolescentes. Desarrolla su resiliencia enseñándoles a enfrentar desafíos y a encontrar soluciones. Ayúdales a ver los errores como oportunidades para aprender y a no rendirse ante la primera dificultad. Enséñales a buscar apoyo cuando sea necesario y a no tener miedo de pedir ayuda.

Proporciónales un ambiente seguro y de apoyo

Un ambiente seguro y de apoyo es esencial para la salud mental de los más jóvenes. Asegúrate de que los niños y adolescentes se sientan seguros y apoyados en casa y en el colegio. Establece límites claros y consistentes para el comportamiento y el respeto mutuo. Asegúrate de que se sientan valorados y queridos. Proporciona un ambiente seguro y tranquilo para que puedan desarrollarse y prosperar.

Enséñales la importancia de la nutrición

Una buena nutrición puede afectar la salud mental. Enséñales la importancia de desarrollar hábitos alimenticios saludables y equilibrados. Asegúrate de que comen una dieta variada que incluya frutas, verduras, proteínas y granos integrales. Evita los alimentos procesados y azucarados. Mantenles hidratados con agua y limita el consumo de bebidas azucaradas.

Sé un modelo a seguir

Los niños y adolescentes aprenden a través del ejemplo. Cuida tu propia salud mental y demuestra hábitos saludables en tu vida diaria. Si estás lidiando con problemas emocionales, busca ayuda para superarlos. Al hacerlo, les enseñarás a tus hijos la importancia de cuidar su propia salud mental y les darás las herramientas necesarias para enfrentar sus propios desafíos emocionales.

Conclusión

Mantener una buena salud mental en niños y adolescentes es una responsabilidad compartida entre padres, cuidadores y educadores. Siguiendo estos consejos y recomendaciones, podrás ayudar a tus hijos a desarrollar habilidades emocionales y de afrontamiento, fomentar relaciones sociales saludables y garantizar que cuenten con el apoyo y la comprensión necesarios para enfrentar los desafíos de la vida. No dudes en buscar ayuda profesional si sospechas que tu hijo puede estar experimentando problemas de salud mental, ya que la intervención temprana es clave para garantizar su bienestar a largo plazo.

Pueden ayudarte


¿Cómo la Terapia de Aceptación y Compromiso puede ayudar en el tratamiento de los trastornos de ansiedad?

¿Cómo la Terapia de Aceptación y Compromiso puede ayudar en el tratamiento de los trastornos de ansiedad?

Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT, por sus siglas en inglés) se incluye dentro de las llamadas Tercera Generación de Terapias de Conducta. Este término hace alusión a un conjunto de terapias que representan un salto cualitativo respecto a las anteriores (terapias de primera y segunda generación), diferenciándose de éstas en que las técnicas que emplean no se orientan a la eliminación o modificación directa de los síntomas, sino a la alteración de su función; es decir, se centran en la relación que el individuo mantiene con sus pensamientos, emociones, etc… y buscan desarrollar habilidades de afrontamiento para modificar aquellos patrones que resultan problemáticos.

En concreto, ACT se basa en la idea de que gran parte del sufrimiento humano se produce cuando, de manera generalizada, la persona actúa bajo la necesidad de controlar y/o evitar la presencia de pensamientos, recuerdos, sensaciones y emociones desagradables. Es decir, cuando no está dispuesta a establecer contacto con sus emociones, pensamientos…. Se genera así un patrón inflexible de conducta formado por numerosas respuestas con la misma función: controlar el malestar así como las circunstancias que los generan.

El problema ocurre cuando la necesidad permanente de eludir el malestar obliga al individuo a actuar de un modo que, paradójicamente, no solo no resulta eficaz sino que con el tiempo deriva en un abandono de las áreas valiosas de la persona y en un empobrecimiento de su vida.

La experiencia habitual es que se produce un relativo alivio inmediato al no entrar en contacto con ese malestar, pero provoca un “efecto boomerang” en el que vuelve a estar presente, y a veces de forma más intensa y extendida, y la persona acaba enredada en una larga, e infructuosa, lucha contra los síntomas. Este patrón inflexible es lo que en la ACT se conoce como evitación experiencial, que puede ser la base de distintos trastornos psicológicos.

En la ACT, una de las tareas más importantes, denominada el compromiso con los valores, implica precisamente identificar nuestros valores personales y comprometernos con las acciones que son importantes para nosotros y que nos acercan a ellos, incluso si esto implica el tener que afrontar y aceptar las reacciones emocionales que puedan surgir en este proceder (miedo, incomodidad, etc…).

El objetivo, por tanto, sería el de generar flexibilidad psicológica, es decir, dejar que surjan los pensamientos, emociones, etc., y tomar la dirección de la aceptación, y no del control de los mismos, en el marco del compromiso del paciente con sus valores personañes. Para ello, se delimitan seis procesos fundamentales a trabajar en terapia: la aceptación, la defusión cognitiva, el yo observador, el compromiso con los valores, la acción comprometida y la atención plena.

Aplicación de ACT en el tratamiento de los trastornos de ansiedad

La ACT ha sido evaluada en numerosos estudios clínicos y ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de diversos problemas psicológicos, entre ellos, los trastornos de ansiedad (ansiedad generalizada, fobias, trastorno de pánico, agorafobia…).

Podemos definir la ansiedad como una reacción normal y adaptativa que experimentamos en situaciones en que nos sentimos amenazadas o en peligro, y que nos prepara y nos mantiene alerta para actuar ante ellas. No obstante, se considera una respuesta patológica cuando es de una intensidad excesiva o es persistente, dificulta la adaptación, e interfiere en el funcionamiento diario de la persona. Su manifestación puede ser heterogénea y varía entre: síntomas fisiológicos (respuesta somática: taquicardias, sudoración, mareo, etc.), conductuales (respuestas de evitación, bloqueo, huida), cognitivos (preocupaciones, pensamientos catastrofistas…) y emocionales (miedo, angustia, irritabilidad…).

La formulación que se hace desde ACT de los trastornos de ansiedad se centra en comprender cómo la lucha por controlar, evitar o suprimir los síntomas, es decir, los intentos de solución que la persona ha llevado a cabo, puede acabar perpetuándolos y constituyendo en sí misma el problema principal.

La evitación experiencial en estos casos consistiría en todo aquel repertorio de conductas que el individuo desarrolla orientado a tratar de controlar que la ansiedad aparezca, como por ejemplo: evitar todas aquellas acciones o situaciones que supone que le pueden producir o aumentar su ansiedad; estar alerta y focalizar la atención en las sensaciones corporales indicativas de activación o tensión; preocuparse y anticipar los posibles escenarios “catastrofistas” que puedan ocurrir; abuso de alcohol u otros tóxicos para tratar de “evadirse”, etc…

Con el tiempo, esto lleva a un patrón rígido de conducta que hace que la vida se limite a evitar el sufrimiento y la ansiedad, aunque lo que se consigue a largo plazo es el mantenimiento y el aumento de la misma, con el consecuente estrechamiento de las relaciones y el alejamiento de los valores personales.

La ACT busca romper este bucle en el que la persona queda atrapada, ayudándola a reconectar con sus valores y con el momento presente, identificar estos patrones, y aprender a relacionarse con ellos de una manera más flexible.

 

Bibliografía:
– Luciano, M. C., y Valdivia, M. S. (2006). La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Fundamentos, características y evidencia. Papales del psicólogo, vol. 27 (2), pp. 79-91.
– Hayes, S.C., Strosahl, K. D., y Wilson, K. G. (2014). Terapia de Aceptación y Compromiso. Proceso y Práctica del Cambio Consciente (Mindfulness). Biblioteca de Psicología. Desclée de Brouwer.


Recomendaciones para el día a día de las personas que padecen un Trastorno Bipolar

10 Recomendaciones para personas con Trastorno Bipolar

El Trastorno Bipolar es una enfermedad que provoca cambios drásticos en el estado de ánimo, la energía y la capacidad para funcionar. Aunque todavía no existe una cura definitiva, hay numerosas estrategias relacionadas con el estilo de vida que pueden ayudar a las personas con Trastorno Bipolar a llevar una vida más equilibrada y saludable, así como a mejorar su pronóstico y funcionalidad a largo plazo. En este artículo, exploramos 10 recomendaciones que pueden marcar una diferencia significativa en la vida de quienes enfrentan este desafío.

1. Establece una rutina regular

Mantener una rutina diaria estable es fundamental para las personas que padecen un Trastorno Bipolar. Establecer horarios fijos para dormir, comer y realizar actividades ayuda a mantener un equilibrio y reducir la aparición de episodios maníacos o depresivos.

2. Asegúrate de dormir lo suficiente

El sueño es esencial para la salud mental y física. Las personas con Trastorno Bipolar deben esforzarse por obtener entre 7 y 9 horas de sueño de calidad cada noche. Mantener un horario regular de sueño y evitar las siestas largas durante el día puede ser útil para lograrlo.

3. Evita el alcohol y las drogas

El consumo de alcohol y drogas puede exacerbar los síntomas del trastorno bipolar y aumentar el riesgo de episodios maníacos o depresivos. Por ello, es importante evitar el consumo de sustancias que puedan desencadenar alteraciones en el estado de ánimo.

4. Practica ejercicio regularmente

La actividad física regular puede tener un impacto positivo en la salud mental y física. El ejercicio puede mejorar el estado de ánimo, reducir la ansiedad y aumentar la energía. Se recomienda que las personas con Trastorno Bipolar realicen al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad intensa por semana.

5. Mantén una alimentación equilibrada

Una dieta saludable y equilibrada es fundamental para mantener un buen estado de ánimo y una salud óptima. Consumir alimentos saludables, como frutas, verduras, granos integrales, proteínas magras y grasas saludables, puede ayudar a estabilizar los niveles de energía y mejorar el bienestar emocional.

6. Controla el estrés

El estrés puede ser un desencadenante importante para los episodios de Trastorno Bipolar. Aprender técnicas efectivas de manejo del estrés, como la meditación, el yoga o la respiración profunda, puede ser beneficioso para mantener un equilibrio emocional.

7. Participa en actividades sociales

El apoyo social es crucial para las personas con Trastorno Bipolar. Mantener relaciones significativas y participar en actividades sociales puede mejorar la calidad de vida y reducir el aislamiento.

8. Establece objetivos realistas

Las personas con Trastorno Bipolar pueden beneficiarse de establecer metas realistas y alcanzables para su vida personal y profesional. Esto puede ayudar a mantener la motivación y prevenir la frustración que puede desencadenar episodios maníacos o depresivos.

9. Toma la medicación correctamente

Seguir el plan de tratamiento prescrito por un profesional de la salud es fundamental para mantener el trastorno bipolar bajo control. Tomar los medicamentos según lo indicado y acudir a las citas médicas de manera regular puede marcar una gran diferencia en la efectividad del tratamiento y mejorar la calidad de vida.

10. Explica la enfermedad a familiares y amigos

Es importante que las personas cercanas a alguien con Trastorno Bipolar comprendan la enfermedad y sepan cómo ayudarte en caso de necesidad. Compartir información sobre la enfermedad y las estrategias de afrontamiento puede ayudar a crear un entorno de comprensión y aceptación.

Si tienes cualquier duda, contacta con nosotros. ¡Estaremos encantados de ayudarte!


Cómo elegir al psiquiatra adecuado

Cómo elegir al psiquiatra en Madrid adecuado

Por más que la búsqueda del psiquiatra adecuado pueda parecer abrumadora, vale la pena dedicar tiempo y esfuerzo para encontrar al profesional que mejor se adapte a tus necesidades. Un buen psiquiatra puede hacer una gran diferencia en la forma en que manejas tus problemas de salud mental, y en última instancia, en tu calidad de vida.

El primer paso para encontrar al psiquiatra adecuado es hacer una lista de posibles candidatos. Puedes comenzar preguntando a tu médico de cabecera, amigos o familiares. Ellos pueden tener una recomendación basada en su propia experiencia o en la experiencia de alguien que conocen. También puedes buscar en línea o en directorios médicos para encontrar psiquiatras cercanos a ti.

Una vez que tengas una lista de posibles candidatos, es importante verificar las credenciales de los diferentes profesionales. Asegúrate de que estén debidamente colegiados y tengan la certificación adecuada en psiquiatría. Puedes verificar esto en línea a través de la web del colegios médicos de tu comunidad – Directorio Profesional | Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (icomem.es).

La especialización del psiquiatra también es importante. Los psiquiatras pueden tener diferentes especialidades, como Trastornos del Estado de Ánimo, Trastornos de Ansiedad, Trastornos de la Personalidad, o Psicosis entre otros. Es importante encontrar un psiquiatra que tenga experiencia en el tratamiento del trastorno específico al que te enfrentas.

Otro aspecto fundamental es la conexión personal con el psiquiatra. La relación terapéutica debe ser de confianza y apoyo. Programa una consulta para conocer al psiquiatra, hacer preguntas y evaluar si hay una buena conexión personal. Si no te sientes cómoda/o con el psiquiatra, puede que te interese buscar otro profesional.

El plan de tratamiento también es importante. Asegúrate de que el psiquiatra tenga un plan claro y específico para tus necesidades. Debe explicarte los tratamientos disponibles, los beneficios y riesgos, y qué esperar con respecto a tu evolución.

Debes verificar si el psiquiatra acepta tu seguro de salud. Los costos de tratamiento pueden ser una preocupación para muchas personas, por lo que debes asegurarte de que el psiquiatra acepte tu seguro o de que ofrezca opciones de pago asequibles. Para garantizar la mejor atención posible y una duración adecuada de las consultas, es probable que muchas consultas trabajen solamente con seguros de reembolso.

En conclusión, encontrar al psiquiatra adecuado puede ser un proceso desafiante, pero vale la pena el esfuerzo. Verifica las credenciales, la especialización y cómo te sientes con el psiquiatra. Asegúrate de que tenga un plan de tratamiento específico para tus necesidades y que acepte tu seguro de salud. Una vez que encuentres al psiquiatra adecuado, trabajaréis en equipo para alcanzar la estabilidad emocional y mejorar tu calidad de vida.

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Opciones no farmacológico en el tratamiento del TDAH

Opciones no farmacológicas en el tratamiento del TDAH

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurobiológico que afecta tanto a niños como a adultos y se caracteriza por síntomas como la falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad. Aunque la medicación es a menudo una parte importante en el tratamiento del TDAH, existen otras opciones no farmacológicas que pueden ser de gran ayuda. En este artículo exploraremos algunas de estas alternativas y veremos cómo pueden beneficiar a quienes padecen este trastorno.

Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)

La Terapia Cognitivo-Conductual es una forma de psicoterapia que se centra en modificar patrones de pensamiento y comportamiento negativos. En el caso del TDAH, la TCC ayuda a desarrollar habilidades de organización, planificación y gestión del tiempo, así como a mejorar la autoestima y la tolerancia a la frustración. Esta técnica es especialmente útil para adultos con TDAH, aunque puede ser adaptada para niños y adolescentes.

Técnicas de modificación de conducta

La terapia de modificación de conducta se basa en el uso de refuerzos positivos y negativos para cambiar comportamientos específicos. En el caso del TDAH, este enfoque puede ser útil para mejorar la conducta en casa, el colegio y otros entornos. Los padres y profesores pueden aprender técnicas para ofrecer premios y privilegios, así como establecer consecuencias negativas para comportamientos no deseados.


Entrenamiento en habilidades sociales

Las personas con TDAH a menudo tienen dificultades en sus relaciones interpersonales debido a la impulsividad, la falta de atención y la hiperactividad. El entrenamiento en habilidades sociales permite a las personas con TDAH mejorar sus habilidades de comunicación, empatía y resolución de conflictos, lo que contribuye a mejorar su calidad de vida y bienestar emocional.


Terapias de apoyo al aprendizaje

El TDAH puede afectar negativamente el rendimiento académico de niños y adolescentes. Por lo tanto, es importante proporcionar apoyo adicional en el ámbito educativo. Esto puede incluir tutorías individualizadas, adaptaciones curriculares y técnicas de estudio específicas que faciliten la concentración y la retención de información.


Mindfulness y técnicas de relajación

El mindfulness y otras técnicas de relajación, como la meditación y el yoga, pueden ayudar a las personas con TDAH a mejorar su capacidad de concentración y a reducir los síntomas de ansiedad y estrés. Practicar estas técnicas regularmente favorece una mejor autogestión de los síntomas del TDAH y un mayor bienestar emocional.


Ejercicio físico

El ejercicio físico regular ha demostrado tener un efecto beneficioso para las personas con TDAH, ya que ayuda a mejorar la concentración, reducir la impulsividad y aumentar la producción de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. Se recomienda que las personas con TDAH realicen al menos 30 minutos de actividad física moderada al día, preferiblemente al aire libre.

Terapia de Integración Sensorial

La terapia de integración sensorial se centra en mejorar la forma en la que el cerebro procesa la información sensorial, lo que puede ayudar a las personas con TDAH a desarrollar una mejor concentración y una mayor capacidad de autocontrol. Esta terapia es especialmente útil para los niños con TDAH y puede incluir actividades como la estimulación táctil, los ejercicios de equilibrio y otras actividades de coordinación motora.


Dieta y suplementos nutricionales

Si bien no hay una dieta específica para el TDAH, llevar una alimentación saludable y equilibrada puede contribuir a mejorar la función cerebral y los síntomas de este trastorno. Algunos estudios sugieren que ciertos suplementos nutricionales, como los ácidos grasos omega-3 y el hierro, podrían ser beneficiosos para quienes padecen un TDAH. 


Conclusión

El tratamiento del TDAH no debe limitarse a la medicación. Las opciones no farmacológicas, como la terapia cognitivo-conductual, el entrenamiento en habilidades sociales, la actividad física y el neurofeedback, pueden ser herramientas valiosas para mejorar la calidad de vida y la funcionalidad de quienes lo padecen. Si bien es importante que cada individuo y su familia trabajen con profesionales de la salud para desarrollar un plan de tratamiento personalizado, estas estrategias complementarias pueden ofrecer apoyo adicional y mejorar los resultados a largo plazo.

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EMDR y trauma emocional

EMDR y trauma emocional

La terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) es una terapia psicológica que se ha desarrollado a lo largo de los últimos treinta años. Fue creada por la psicóloga estadounidense Francine Shapiro, quien descubrió por casualidad que los movimientos oculares rítmicos podían ayudar a reducir la ansiedad asociada con ciertos recuerdos traumáticos.

Se trata de una técnica utilizada para ayudar a las personas a procesar y superar traumas psicológicos. Esta técnica ha demostrado ser efectiva para tratar una variedad de problemas emocionales derivados de un trauma emocional, incluyendo el trastorno de estrés postraumático (TEPT) así como algunas formas de Ansiedad y Depresión.

¿En qué se basa el EMDR?

El EMDR se basa en la idea de que las experiencias traumáticas pueden almacenarse en el cerebro de una manera disfuncional debido a la dificultad que el cerebro encuentra para integrar experiencias tan complejas, lo que puede causar una serie de síntomas psicológicos a largo plazo. A través de la terapia EMDR, se trabaja para desbloquear y procesar estas experiencias traumáticas, lo que permite que el cerebro las integre de una manera más adaptativa. Se cree que el EMDR puede afectar la forma en que el cerebro procesa la información traumática, lo que puede conducir a una reducción de los síntomas asociados con el trauma, como la ansiedad, la depresión y los flashbacks.

A este respecto, se ha demostrado que durante una sesión de EMDR, los movimientos oculares rítmicos pueden reducir la actividad en la amígdala, una región del cerebro asociada con el procesamiento emocional. También se ha observado una reducción en la actividad en el sistema límbico, que está involucrado en la regulación emocional y la memoria. Además, durante una sesión de EMDR, se pueden hacer conexiones entre el recuerdo traumático y pensamientos más positivos o constructivos, lo que puede ayudar a cambiar la forma en que el cerebro procesa la información relacionada con el trauma.

¿Cómo es una sesión de EMDR?

Durante una sesión de EMDR, el terapeuta guía al paciente a través de una serie de movimientos oculares rítmicos mientras se enfoca en el recuerdo del evento traumático. Estos movimientos pueden ser similares a los que se experimentan naturalmente durante el sueño REM. También se puede utilizar una serie de estímulos auditivos o táctiles. Es probable que no se pueda empezar a aplicar esta técnica de entrada. En casos graves es importante establecer primero una relación terapéutica de confianza y generar en la consulta un espacio de seguridad.

Aunque el mecanismo exacto por el cual el EMDR funciona aún no se comprende completamente, la teoría detrás de esta técnica sugiere que los movimientos oculares, junto con los estímulos auditivos o táctiles, pueden ayudar a desbloquear la información almacenada en el cerebro de manera disfuncional, lo que permite que el cerebro procese y pueda integrar esta información de manera más efectiva. En esencia, el EMDR ayuda al cerebro a «reprocesar» el evento traumático de una manera más saludable.

Además de los movimientos oculares, la terapia EMDR también puede implicar el uso de visualizaciones, técnicas de relajación y otras formas de terapia cognitiva y conductual. El objetivo final es ayudar al paciente a procesar y superar el trauma, lo que puede llevar a una mejor calidad de vida y una mayor capacidad para manejar el estrés y las emociones difíciles.

En Consulta Velázquez podemos ayudarte

Si usted ha sufrido un trauma emocional o está luchando con problemas emocionales, la terapia EMDR puede ser una opción efectiva para ayudarle a superar estos problemas y mejorar su calidad de vida. Si está interesado en aprender más sobre esta técnica o busca un terapeuta especializado en EMDR, estaremos encantados de atenderle.

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Abordaje del Trastorno del Espectro del Autismo

Abordaje del Trastorno del Espectro del Autismo

El tratamiento del autismo consiste en atender las necesidades de la persona y es necesario un abordaje multidisciplinar, intensivo y extensivo, en todas las áreas del desarrollo de la persona y puede variar e ir adaptándose a las necesidades que vayan surgiendo a lo largo de la vida. No existe una cura para el autismo. Los tratamientos actuales que pueden ser necesarios en personas autistas van encaminados a reducir síntomas que interfieren en su adaptación y calidad de vida.

Un abordaje multidisciplinar, extensivo e intensivo

Es importante tener en cuenta que cada persona presenta unas fortalezas y debilidades y diferentes necesidades de tratamiento.

El abordaje del autismo abarca todos los entornos del individuo, el entorno social, el entorno educativo, el hogar y el centro sanitario por lo que es muy importante que todos los profesionales que intervienen con la persona estén en estrecha coordinación.

EL abordaje del autismo incluye:

Estimulación y atención temprana: Se aplica en los Centros de Atención Temprana. El objetivo es adquirir habilidades comunicativas, lingüísticas y/o motrices. Suele consistir en Logopedia, Psicomotricidad, Terapia Ocupacional y fisioterapia. La atención temprana es imprescindible y mejora el pronóstico cuando el autismo se detecta a edades muy tempranas de la vida.

Abordaje conductual: Puede aplicarse en Centros de Atención Temprana o centros terapéuticos, por profesionales formados y con experiencia. La terapia conductual pretende lograr modificaciones en determinados comportamientos que pueden afectar la adaptación de la persona. La terapia ABA (análisis de conducta aplicado) a través de recompensas y el modelo DENVER, aplicado a través del juego en entorno natural, cuentan con evidencia científica y abordajes en esta línea pueden resultar útiles en determinadas personas.

Abordaje psicopedagógico: Se aplican dentro del aula, el enfoque TEACH (tratamiento y enseñanza a niños con autismo y dificultades de comunicación) consiste en utilizar ayudas visuales para apoyar el aprendizaje verbal.

Tratamiento psicológico: Psicoterapia encaminada a ampliar o estimular los intereses intensos, favorecer o hacer eficaz la interacción social, aprendizaje de habilidades sociales y comprensión de situaciones sociales. También puede ser necesaria terapia cognitivo conductual o terapia de apoyo cuando se presenten comorbilidades como ansiedad. La psicoeducación sobre el trastorno es una parte fundamental de la terapia y puede incluir a la familia.

Psicofármacos: Lo aplican psiquiatras y neurólogos especializados. Las personas autistas pueden tener dificultades o preferencias por algunas presentaciones de fármacos o un perfil de metabolismo de fármacos o sensibilidad a los efectos secundarios ligeramente diferente al resto de la población en algunos casos.

El abordaje psicofarmacológico de estos trastornos en personas autistas es similar al que se realiza en otras personas pero adaptándose a las particularidades individuales y acompañándoles a lo largo del desarrollo.

En cuanto a los tratamientos farmacológicos, no hay tratamientos con evidencia científica para mejorar la sintomatología nuclear en el autismo pero si es necesario en ocasiones tratar las comorbilidades que pueden acompañarle, como:

Atención a las necesidades médicas: Las personas autistas pueden tener asociados problemas de salud, como epilepsia, enfermedades genéticas, trastorno del desarrollo intelectual, selectividad alimentaria, problemas digestivos, dermatológicos, problemas de sueño… que pueden precisar atención y por las particularidades del autismo, es posible que tengan peor acceso a los servicios médicos, que no puedan expresar su malestar o que cuenten con peor salud que la población general.

Abordajes complementarios: Algunas personas o familias realizan terapias alternativas o complementarias, como la terapia de integración sensorial, terapia con animales, musicoterapia, atención plena, determinadas restricciones dietéticas o suplementos alimentarios. Es fundamental consultar con un profesional de salud especializado antes de iniciar terapias alternativas. Los profesionales actualizados sobre qué terapias complementarias cuentan con evidencia científica pueden acompañar a la persona o su familia en la toma de decisiones, valorando beneficio/riesgo de cada terapia emergente y evitando recomendar terapias invasivas y sin evidencia.

Intervención social: Es necesario asesoramiento sobre gestiones administrativas a realizar para poder beneficiarse de determinadas adaptaciones educativas, laborales o sociales que permitan que la persona tenga una adecuada calidad de vida y desarrolle su potencial. También es necesario acompañar a la persona en momentos de transición vital, como el paso a la vida adulta, acceso al empleo, la independencia económica y pueden necesitar recursos de apoyo.

En Consulta Velázquez podemos ayudarte

En Consulta Velazquez podemos orientarte sobre las terapias psicológicas que pueden serte útiles, acompañarte en las gestiones para elegir centro de atención temprana, abordar las comorbilidades de salud mental y informarte de los pasos que debes seguir para facilitar el acceso a los servicios médicos. También mantendremos comunicación fluida con el centro educativo y te acompañaremos a lo largo de la vida. Estamos al día de las ultimas investigaciones en el campo de los trastornos del neurodesarrollo y podemos facilitarte orientaciones sobre el autismo y sus distintas necesidades de apoyo.

Psiquiatra

Especialista en Psiquiatría y Atención Infanto-Juvenil

Idiomas | Español
Atención | Presencial y Online

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