Abordaje del Trastorno del Espectro del Autismo

Abordaje del Trastorno del Espectro del Autismo

El tratamiento del autismo consiste en atender las necesidades de la persona y es necesario un abordaje multidisciplinar, intensivo y extensivo, en todas las áreas del desarrollo de la persona y puede variar e ir adaptándose a las necesidades que vayan surgiendo a lo largo de la vida. No existe una cura para el autismo. Los tratamientos actuales que pueden ser necesarios en personas autistas van encaminados a reducir síntomas que interfieren en su adaptación y calidad de vida.

Un abordaje multidisciplinar, extensivo e intensivo

Es importante tener en cuenta que cada persona presenta unas fortalezas y debilidades y diferentes necesidades de tratamiento.

El abordaje del autismo abarca todos los entornos del individuo, el entorno social, el entorno educativo, el hogar y el centro sanitario por lo que es muy importante que todos los profesionales que intervienen con la persona estén en estrecha coordinación.

EL abordaje del autismo incluye:

Estimulación y atención temprana: Se aplica en los Centros de Atención Temprana. El objetivo es adquirir habilidades comunicativas, lingüísticas y/o motrices. Suele consistir en Logopedia, Psicomotricidad, Terapia Ocupacional y fisioterapia. La atención temprana es imprescindible y mejora el pronóstico cuando el autismo se detecta a edades muy tempranas de la vida.

Abordaje conductual: Puede aplicarse en Centros de Atención Temprana o centros terapéuticos, por profesionales formados y con experiencia. La terapia conductual pretende lograr modificaciones en determinados comportamientos que pueden afectar la adaptación de la persona. La terapia ABA (análisis de conducta aplicado) a través de recompensas y el modelo DENVER, aplicado a través del juego en entorno natural, cuentan con evidencia científica y abordajes en esta línea pueden resultar útiles en determinadas personas.

Abordaje psicopedagógico: Se aplican dentro del aula, el enfoque TEACH (tratamiento y enseñanza a niños con autismo y dificultades de comunicación) consiste en utilizar ayudas visuales para apoyar el aprendizaje verbal.

Tratamiento psicológico: Psicoterapia encaminada a ampliar o estimular los intereses intensos, favorecer o hacer eficaz la interacción social, aprendizaje de habilidades sociales y comprensión de situaciones sociales. También puede ser necesaria terapia cognitivo conductual o terapia de apoyo cuando se presenten comorbilidades como ansiedad. La psicoeducación sobre el trastorno es una parte fundamental de la terapia y puede incluir a la familia.

Psicofármacos: Lo aplican psiquiatras y neurólogos especializados. Las personas autistas pueden tener dificultades o preferencias por algunas presentaciones de fármacos o un perfil de metabolismo de fármacos o sensibilidad a los efectos secundarios ligeramente diferente al resto de la población en algunos casos.

El abordaje psicofarmacológico de estos trastornos en personas autistas es similar al que se realiza en otras personas pero adaptándose a las particularidades individuales y acompañándoles a lo largo del desarrollo.

En cuanto a los tratamientos farmacológicos, no hay tratamientos con evidencia científica para mejorar la sintomatología nuclear en el autismo pero si es necesario en ocasiones tratar las comorbilidades que pueden acompañarle, como:

Atención a las necesidades médicas: Las personas autistas pueden tener asociados problemas de salud, como epilepsia, enfermedades genéticas, trastorno del desarrollo intelectual, selectividad alimentaria, problemas digestivos, dermatológicos, problemas de sueño… que pueden precisar atención y por las particularidades del autismo, es posible que tengan peor acceso a los servicios médicos, que no puedan expresar su malestar o que cuenten con peor salud que la población general.

Abordajes complementarios: Algunas personas o familias realizan terapias alternativas o complementarias, como la terapia de integración sensorial, terapia con animales, musicoterapia, atención plena, determinadas restricciones dietéticas o suplementos alimentarios. Es fundamental consultar con un profesional de salud especializado antes de iniciar terapias alternativas. Los profesionales actualizados sobre qué terapias complementarias cuentan con evidencia científica pueden acompañar a la persona o su familia en la toma de decisiones, valorando beneficio/riesgo de cada terapia emergente y evitando recomendar terapias invasivas y sin evidencia.

Intervención social: Es necesario asesoramiento sobre gestiones administrativas a realizar para poder beneficiarse de determinadas adaptaciones educativas, laborales o sociales que permitan que la persona tenga una adecuada calidad de vida y desarrolle su potencial. También es necesario acompañar a la persona en momentos de transición vital, como el paso a la vida adulta, acceso al empleo, la independencia económica y pueden necesitar recursos de apoyo.

En Consulta Velázquez podemos ayudarte

En Consulta Velazquez podemos orientarte sobre las terapias psicológicas que pueden serte útiles, acompañarte en las gestiones para elegir centro de atención temprana, abordar las comorbilidades de salud mental y informarte de los pasos que debes seguir para facilitar el acceso a los servicios médicos. También mantendremos comunicación fluida con el centro educativo y te acompañaremos a lo largo de la vida. Estamos al día de las ultimas investigaciones en el campo de los trastornos del neurodesarrollo y podemos facilitarte orientaciones sobre el autismo y sus distintas necesidades de apoyo.

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Especialista en Psiquiatría y Atención Infanto-Juvenil

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La era de los video-juegos y redes sociales, influencia cognitiva y emocional

La era de los video-juegos y redes sociales, influencia cognitiva y emocional

Vivir en el siglo XXI es formar parte de un mundo en el que la tecnología tiene un papel protagonista. Como herramienta nos permite alcanzar metas insospechadas hasta la fecha. Sin embargo, cada vez tenemos más datos que indican que es un arma de doble filo.

De forma paralela al desarrollo del mundo tecnológico en las sociedades más avanzadas está creciendo la incidencia de patología mental y a día de hoy contamos con evidencia de una estrecha relación entre ambos fenómenos. En este contexto surgen sujetos especialmente vulnerables que tienen que ser objeto de estudio y de riguroso análisis. Destaca a este respecto la población infanto-juvenil, que por impronta y características propias de su etapa evolutiva presentan una mayor predisposición a realizar un uso anómalo y abusivo de los medios tecnológicos.

Dos de los ejemplos más representativos de las nuevas tecnologías son los video-juegos y las redes sociales. Por muchos considerados como un arte y una necesidad propia de nuestra sociedad actual, por otros, un peligroso medio que secuestra al individuo entorno a hábitos poco saludables a la vez que fomenta expectativas y anhelos vitales poco realistas.

Dilucidar factores de riesgo (como la vulnerabilidad psicológica, el estrés, las familias disfuncionales y la presión social), señales de alarma (como la necesidad de acceder constantemente las redes sociales aunque ocasione un impacto negativo en el funcionamiento social, laboral o académico) y describir lo que debe considerarse como un uso adecuado de los medios tecnológicos es posible, necesario y tarea de todos.

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Especialista en Psiquiatría y Atención Infanto-Juvenil

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¿En qué consiste una dependencia?

En contra de lo que muchas veces opinamos, el adicto no es el que consume grandes cantidades de una sustancia de forma continua. De hecho, un adicto puede consumir relativamente poco y con poca frecuencia. Es importante comprender que lo que caracteriza al adicto no es cuánto consume sino el hecho de que, aunque preferiría no consumir o consumir menos, vuelve a hacerlo una y otra vez. 

Así, un adicto al alcohol no necesita beber constantemente todos los días (aunque algunos de ellos, quienes han desarrollado una dependencia física, sí necesitan hacerlo). Por ejemplo, puede beber 2 o 3 veces por semana. De hecho, puede que la mayoría de los días no tenga un consumo problemático (se toma un par de vinos o 3 cañas con sus amigos). Sin embargo, cada 2 meses se le va de las manos y acaba teniendo problemas con sus amigos, con su pareja, con la familia o en el trabajo (o sencillamente una resaca horrible). A raíz de estos problemas, se promete a sí mismo que eso no puede volver a pasar y se propone beber menos o incluso no volver a beber. Sin embargo, tras retomar un consumo puntual y moderado se repite el problema al cabo de uno o dos meses. Y así repetidamente. 

Desde una mirada a corto plazo, esta persona puede pensar que no tiene un problema, puesto que de cada 20 o 30 días que bebe, solamente se le complica uno (un porcentaje relativamente bajo). Sin embargo, cuando ampliamos la mirada observamos que en los últimos 10 años se le ha ido de las manos más de 80 veces, siendo así que cada vez que sucedía se había prometido a sí mismo que eso no podía volver a suceder. Esta imagen nos ayuda a comprender que la sensación de control que tengo a través e una mirada a corto plazo (“bebo más de la cuenta una sola vez cada 2 o 3 meses”) es en realidad ficticia. Si realmente tuviese el control, no se me habría ido de las manos 80 veces en los últimos años. Es muy habitual que en estos casos me proponga dejar de beber para evitar que esto me vuelva a suceder, pero lo más habitual es que retome el consumo al cabo de pocas semanas o meses alegando que en esta ocasión sí voy a controlar (aunque si realmente pudiese controlar, ya lo hubiese hecho antes…).

Sucede algo muy parecido con los hidratos de carbono de absorción rápida (pan, patata, pasta, arroz azúcar, etc.). Con frecuencia pierdo el control y consumo más de lo que quería. Me genera importante malestar, favorece el sobrepeso, me siento culpable… Me prometo a mi mismo que no volverá s suceder y, sin embargo, se repite la misma escena prácticamente a diario. Me veo a mí mismo rebuscando en la despensa y en la nevera. Puede que encuentre un bote de acelgas, pero lo cierto es que casi ni lo veo. Lo que busco son patatas, galletas o cualquier otro alimento que me va a provocar un importante aumento de glucosa en sangre. A nivel conductual, el problema que observamos en muchos casos de sobrepeso y de Trastorno por Atracón se corresponded con una adicción a hidratos de carbono de absorción rápida.

Todas las enfermedades se caracterizan por una pérdida de libertad. Así, comprendemos la adicción como una enfermedad caracterizada por la pérdida de libertad para no consumir. Todas las sustancias adictivas (como el alcohol la cocaína, la heroína, el tabaco, el azúcar, etc.) así como determinadas conductas (los juegos de azar, el sexo, etc.) suelen provocar una serie de cambios a nivel cerebral (fundamentalmente a nivel del núcleo accumbens y el sistema de recompensa) que terminan por controlar mi pensamiento y mi conducta, lo que termina por atraparme en una situación en la que sigo consumiendo a pesar de los problemas que me ocasiona. Con frecuencia pretendo hacer un esfuerzo por controlar el consumo y, de hecho, muchos días lo consigo. Pero es una mera cuestión de tiempo que vuelva a perder el control. Así pues, la sensación de control que puede lograr a corto plazo es totalmente ficticia (una vez más, miremos hacia atrás y observemos cuántas veces hemos perdido el control en los últimos 2 o 3 años). Llegados a este punto, si realmente pudiese controlar, seguramente ya lo hubiese hecho. 

Una vez desarrollo una relación fea o problemática con una sustancia, el camino debería de estar bastante claro: romper la relación (como sucede con las relaciones de pareja tóxicas). Sin embargo, sabemos que con frecuencia esto no es en absoluto sencillo. Si te encuentras en una situación de este tipo, tal vez podamos ayudarte. 

Pueden ayudarte